Todas las chicas descalzas, de Nieves Mories

Hoy quiero hablaros de Todas las chicas descalzas, un recopilatorio de relatos de Nieves Mories que me ha parecido una verdadera delicia, por bien escritos y por lograr un equilibrio casi imposible, siendo a la vez tan delicados como demoledores.   Unos textos que son pura emoción y sensibilidad,  realidad de la que hiere y duele, con una intencionalidad evidente y no por ello impostada, al contrario, mostrándose con una honestidad brutal y libre de etiquetas y condicionamientos, más allá de la voluntad de su autora por darle voz a quién  por norma, no la tiene.

Relatos crudos, descarnados, perversos, donde el amor, el dolor, la muerte y la expiación son moneda de cambio, motivo, consecuencia. Y culpa, siempre más de unos que de otros. La vida es una tragicomedia y Nieves nos lo recuerda con sus textos, en los que uno entiende que a veces se dice más por lo que se calla que por lo que se habla y que hay que temer los silencios. Una veces, son la calma y la tranquilidad. Otras, las más,  el preludio de la tormenta, de la explosión, del punto de inflexión en que todo cambia y la rabia acumulada, el resentimiento justificado, las ganas de gritar, las lagrimas más amargas o la carcajada desquiciada, son lo único que queda. Palabras. Silencios. Mujeres, que sufren y ríen, que retan al destino, pero aceptan su condición y no se rinden, pese a todo, pese a todos.

La forma en que se nos narran sus historias nos atrapa, juega con nosotros, nos hace sentir, creer y querer,  para burlarse en nuestra cara, por mezquinos. Y es que es imposible no sentir el dedo acusador de la autora, quien con una sonrisa cínica y socarrona y toda la mala hostia del mundo, se limita a exponernos frente a la realidad de un mundo en que permitimos que pasen cosas. Cosas que no deberían ser ni ocurrir, mientras disimulando, miramos hacia otro lado. 

Las chicas descalzas, las que no tienen ni siquiera nombre, pero a las que Nieves les ha dado voz y a las que mi querida Alicia Pérez Gil se encarga de presentar, mientras hurga en las heridas y mete el dedo en la llaga. 

Una antología imprescindible. Dura, incómoda, bellísima, cruel y necesaria. Que bien escribe, la muy cabrona. Mención a parte sobre la cuidadísima edición que se ha currado Dilatando Mentes, en tapa dura y unas ilustraciones preciosas de la propia autora.

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