Los Mitchell contra las máquinas, de Michael Rianda y Jeff Rowe

Pues que en su momento no dejé por aquí mis impresiones y ayer nos dió por ver de nuevo esta jodida maravilla de película de los creadores de esa otra joyita televisiva que es Gravity Falls y como no hice reseña la primera vez, me he dicho: «pues va, la subo», y a otra cosa, que esta es buena.

Lo que nos hemos podido llegar a reír no está pagaó. El puto perro (perro, cerdo…¡pan de molde!) es mi ídolo y el descojone ha sido continuo. Además, flipariais si hubierais visto las miradas de complicidad entre mi hijo mayor y servidor, sintiéndonos representados, entendiéndonos a la perfección y reconociéndonos en la mirada del otro, sin decir ni pío en ese aspecto. Os vais a reír, pero ha sido muy especial y joder, no nos hemos puesto moñas, pero casi. Y es que llega a la patata.

Lo mejor, lo muchísimo que nos hemos partido el culo. Y estéticamente es una delicia. Juega con las nuevas formas de narrar, los memes de redes sociales, stickers y demás juegos visuales y del lenguaje para dejarte alucinando. Bebe en ese aspecto de las maravillas estéticas y creativas en la linea de Spider-Man: Un nuevo universo o series como El Asombroso mundo de Gumball, pero llevado a la enésima potencia y con un sentido del humor insuperable.

Que nada, que ya tardáis en echarle un rato, porque lo vais a pasar teta, palabrita del niño Yisus.

Autor: Athman M. Charles

Pagano y jubilado, montañero retirado, boxeador vapuleado, fotógrafo desenfocado, jugón manco Old School, lector empedernido, juntaletras de medio pelo, casado y con hijos, calvo y barbudo. Legítimo heredero de la Casa de Cal Gallo de Montagut.

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