La opinión de Soraya: El amante de las cicatrices, de Harry Crews

Por Soraya Murillo.

Nuestro protagonista , Peter Butcher, en el instante de empezar la novela vive en una casa de huéspedes de un pueblo llamado Jacksonville, en el Estado de Florida. Allí, en un momento de bajón personal, le relata su vida al chismoso de Winekoff. Peter es natural de Georgia y dejó todo atrás para huir de su pasado familiar. Pero por mucho que corras no se puede escarpar del pasado, porque va en tu memoria; son cicatrices que nunca desaparecen.

El autor no dice el año donde sucedió lo que relata, pero en un capitulo deja caer que al protagonista le pilló la Guerra de Corea en el campo de entrenamiento y hacía poco que había abandonado el ejército por una beca en la universidad. Por lo tanto, yo entiendo que la acción se sitúa entre los años 1950 – 1953, aproximadamente. Interrumpió los estudios para colocarse en una fábrica ,trabajo muy duro, con un capataz más bestia que humano. Allí será el compañero de George (un negro peculiar lleno de cicatrices, conocido por el mote del Negrata Quemado), casado con Linga Obeah, jamaicana que ejerce la hechicería. Peter es antisocial, no le gusta hablar, no le gusta que le hablen, sólo quiere quemarse trabajando y que la vida siga mientras la suya se consume. En cierto modo eligió ese trabajo para eso, para que terminara lo que sus cicatrices interiores no habían logrado.

Una mañana conoce a su vecina Sarah y a su familia. La vida de Peter dará un cambio cuando acabe viviendo en casa de Sarah, un lugar también lleno de más cicatrices cosidas y de amputaciones. Eso en cierta forma excita a nuestro protagonista. Tiene una obsesión por esas marcas en el cuerpo, llegando a imaginarse situaciones absurdas y surrealistas, con sus manos acariciando, excitándose… Hay un pasaje verdaderamente brutal, que personalmente me hundió; una escena donde parecía que todo iba acabar en sexo y el giro que dio el autor fue tan fuerte, tan cruel, que ahí entendí la maravilla de libro que tenía en mis manos.

Harry Crews usa en todo momento una escritura honrada con la crudeza de la realidad y de la vida. No cuenta nada que no sepamos, pero sí se atreve con esos instantes en que una persona hace lo que sabe que debe hacer, sin importarle las consecuencias.

Y llegaremos a la segunda parte del libro con una muerte como protagonista. Los personajes de nuestra historia, mediante hilarantes diálogos, emprenderán las situaciones más ridículas e increíbles que podamos leer. Todo en sí absurdo y cómico. Nos reiremos si es que se puede uno reír de la muerte. Algo evidente, pues es lo que vamos hacer. Porque nuestro autor juega con nosotros, entendiendo que la vida es sufrimiento y desesperanza, pero también alegría y risas. Y todo ello nos lo escribe en una parodia de diálogos maravillosos. Ese fondo sureño de los USA y el rastafarismo jamaicano se unirán para darle todavía más surrealismo a toda la historia.

Un maravilloso libro, donde con solo unas pocas páginas leídas, intuí la gran novela que escondía y ya no pude dejar de leerlo. Porque al final, poco a poco, vas entendiendo que todos los personajes están ahí por un motivo, y que las cicatrices tal vez no sean hermosas, pero ya están cerradas y no duelen.

Harry Crews escribió veinte novelas, entre delirios de alcohol y drogas después de ver como uno de sus hijos moría ahogado. Fue capaz de continuar escribiendo, entendió que le quedaba otro hijo pequeño por el que seguir luchando. Y lo hizo a su manera, intentando cerrar sus propias cicatrices. Nos dejó esta novela, para mí una maravilla. Lástima de esa floja labor de traducción, que lastra el texto con varias repeticiones de palabras.

En la vida suceden cosas que nos atraviesan el alma. El paso de los años y el apoyo de la gente que te rodea, incluso de desconocidos, hace que las heridas cicatricen y que puedas seguir adelante con una vida plena.

Peter, nuestro protagonista, un día se compró una armónica (la portada del libro es eso, una armónica) Una Homer de blues, dicen que es la mejor para los que no saben tocar. No sé por qué termino así mi opinión del libro, pero ese detalle me gustó y lo dejo escrito.

https://www.amazon.es/amante-las-cicatrices-Harry-Crews/dp/8494414127/ref=sr_1_

 

.

Autor: Athman M. Charles

Pagano y jubilado, montañero retirado, boxeador vapuleado, fotógrafo desenfocado, jugón manco Old School, lector empedernido, juntaletras de medio pelo, casado y con hijos, calvo y barbudo. Legítimo heredero de la Casa de Cal Gallo de Montagut.

Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar