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Zombi, de Joyce Carol Oates. (Premio Bram Stoker en 1995)

Por Soraya Murillo.

Este libro es uno de los más siniestros y macabros que haya tenido en mis manos. Si tuviera que definirlo de alguna forma, supera con creces lo que podamos entender como terror, tendríamos que buscarle otro calificativo más allá de esa palabra.

Esta historia nos lleva al interior de la mente de Quentin, un asesino calculador de treinta y un años, que se entrega a nosotros en primera persona con su diario. Un diario acompañado por pequeños y simples dibujos, pero que junto a lo narrado, deja un poso siniestro que no lograremos quitarnos en toda la lectura. Llegamos a conocerlo íntimamente a través del uso del lenguaje donde pronto descubriremos, entre gestos escritos y rarezas, un trastorno mental que le afecta tanto en las relaciones con su familia como con la sociedad. En su intento por crear un muerto viviente, un zombi, seguiremos horrorizados los procesos quirúrgicos y de tortura con unos métodos y herramientas que nos llevan a querer aparatar la vista de la lectura. Terror psicológico, necrofilia, terror real, secuestro, mutilaciones, gritos… Hay escenas que no tuve valor para leerlas. Deciros que algo así sólo me había ocurrido en una ocasión, con las torturas del libro del maestro Jack Ketchum, La chica de al lado”.

Sin embargo, seguimos leyendo, queremos saber más acerca de sus creaciones monstruosas. Estamos atrapados en sus pensamientos más íntimos. Nos hace sentir privilegiados, lectores de su confianza, narrándonos tales secretos, pero nos condena a estar en primera línea de su locura. Admiramos la inteligencia de Quentin mientras nos horrorizamos por la forma en que utiliza a las víctimas. Somos meros espectadores, viendo una historia horrible, pero impotentes para impedir que continúe. Sus anotaciones en el diario son espeluznantes, con esa pérdida de compasión y de humanidad cuando sus experimentos no salen como él espera.

Joyce Carol Oates realiza la tarea casi imposible de crear una realidad de miedo palpable a través de la historia, validada por las palabras de su protagonista. Dejó un libro soberbio, con lobotomías y crueldad extrema, sobre todo en esas escenas cuando busca con el picahielos el punto exacto del cerebro. Excelentemente bien escrito y donde nuestra autora nos recuerda que la maldad humana no tiene límite y para eso se introducirá en la mente de un criminal.

La historia se basa en la vida de Jeff Dahner (que sentía placer matando), pero una cosa debéis tener clara: el psicópata creado por la autora es de lo más abominable que he leído nunca. En verdad debéis leer esta joya literaria que nos trajo una vez más La biblioteca de Carfax.

Decir que esta historia es aterradora es como intentar explicar que el universo es simplemente grande.  Sólo puedo animaros a que leíais este libro y lo experimentéis por vosotros mismos.

Sí, sí, sí, y sí lo recomiendo.

https://labibliotecadecarfax.com/tienda/es/joyce-carol-oates/14-zombi.html

Zombi, de Juan Diáz Olmedo

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Buenas noches, queridos Lectores Ausentes.

Tras unos días de asueto, toca volver al trabajo y no se me ocurre mejor modo de hacerlo que hablando de “Zombi”, de Juan Díaz Olmedo. Una novela intensa, cruda y que ya adelanto que me ha parecido una maravilla.

Que nadie se equivoque. A pesar de su título, no estamos hablando de No Muertos o al menos, no como los que creéis.

“Zombi” es  una novela diferente, que nos hace plantearnos nuestra relación con la vida y sobretodo, nuestra actitud ante la muerte. Una historia sobre quienes no tienen ya nada que perder. Seres humanos para los que no existe un mañana y la palabra esperanza no es más que algo absurdo y sin sentido.

¿Qué harías tú si supieras con certeza que te quedan apenas unos pocos meses de vida?  Desahuciados, sin esperanza, los personajes que habitan estas páginas  lo saben. Pero sobretodo, tiene claro lo que NO van a hacer.

¿Morir en su lecho, tras semanas de lenta agonía? ¿Ver cómo su cuerpo se consume, derrotado, atado a la cama de un hospital, sin hacer otra
cosa que esperar con resignación a que llegue la muerte?  No.

Rebelarse. Disfrutar cada momento al límite, exprimir cada segundo que les conceda ese cuerpo que les ha traicionado. Sentirse vivos como
nunca, cometiendo todo tipo de excesos, sin absurdas ataduras morales que les impidan cumplir su último deseo, que no es otro que elegir como morir.

Cuando estas condenado, tan solo te queda eso. Poder escoger el modo en que vas a abandonar este mundo. Un pobre consuelo, pero que
defienden a toda costa.

Es por eso que se crea la hermandad. Un lugar donde ellos marcan las reglas, pocas y simples. Matas o mueres, así de fácil. Y cuando caes, lo haces peleando, con dignidad.

Peleas clandestinas entre los miembros de la misma, todos ellos esperando el frio beso de la muerte. Quizás llegue esta misma noche,  a manos de su contrincante, pero lo recibirán de pie, en un improvisado ring, con los puños en alto y el desafío en la mirada.

Transmiten las peleas por la red, convirtiendo la muerte en un espectáculo. Las apuestas suben rápidamente y se llenan los bolsillos de los
que viven para combatir un día más.  Dinero que en su caso, les sirve para comprar sexo, drogas y todo aquello que pueda proporcionarles
placer. Intentar parar, aunque sea por unas horas, el maldito tic-tac que les recuerda inmisericorde que su tiempo se acaba. La heroína es una aliada, como también lo son los amantes, el alcohol y la inconsciencia.

Pero ni siquiera eso es suficiente para olvidar lo que son: Cadáveres andantes que esperan su turno. Muertos que todavía respiran, aunque
por poco tiempo.

Durante el día, en lo que para ellos no es más que un momento de transición entre la próxima pelea y el desenfreno más absoluto,
hacen justicia, aplicando su particular modo de hacer las cosas. Charlatanes  que con falsas promesas  y en nombre de supuestas divinidades prometen la salvación, son objeto de su ira. Embaucadores que se aprovechan de los que son como ellos, ofreciendo  milagros por un módico precio, son blancos elegidos en los que no dudan en descargar su ira y frustración

 

“Zombi” es  una historia dura, violenta y sin concesiones.  Los excesos y la apología de la autodestrucción como medio para poder seguir adelante puede ser un planteamiento difícil de digerir para los estómagos sensibles.  Pero la honestidad que palpita en sus páginas es innegable y su mejor baza, el no censurarse a sí misma en ningún momento. Cruda, directa a las entrañas, noqueandote como un gancho al mentón. La decadencia caminando de la mano de la belleza, lo visceral junto a lo profundo, los bajos  instintos y la busqueda del placer inmediato en contrapunto al miedo, la inconformidad, la negación y la busqueda de una respuesta que sabemos que no existe.

Hay quien pueda tacharla de efectivista, de  llevar a los personajes hasta extremos demasiado radicales. Considerarla sórdida y depravada.  De rezumar obscenidad y violencia de manera gratuita.

Se equivocan. O simplemente, son incapaces de ver más allá.

Tras esa aparente procacidad,  “Zombi” habla de sentimientos. Del miedo. Del dolor. De la impotencia ante un destino tan injusto como inevitable. Del temor a la perdida y al olvido. De lo rota  y vacía que se queda en el alma cuando ya no hay esperanza. De la necesidad de creer en algo, por dañino y ponzoñoso que resulte, con tal de no rendirse y seguir aguantando, aunque sea un poco más. El no claudicar ante la fatalidad del destino y mantener en nuestras manos, hasta el último momento, lo único que nos queda: La elección. Esa elección en concreto, es la causa, el fundamento, la única razón.

 

Personajes muy trabajados y complejos,  en especial la protagonista,  con una personalidad bien definida, que nos permite comprender (qué no compartir), el maremoto de emociones y sentimientos que la embargan.

Con un lenguaje directo y muy visual, adaptando el  ritmo según lo necesite la escena,  hacen de esta una lectura fluida, de la que no podremos abstraernos fácilmente. Perturbadora en varias ocasiones, consigue que sigamos pensando en ella tiempo después de haberla leído, lo que supone que ha logrado tocar nuestra fibra. No podremos evitar preguntarnos algo tan macabro como  que haríamos nosotros en el lugar de los personajes y aunque resulta difícil ponerse en su piel y compartir su forma de enfrentarse a la situación, nos creará dudas acerca de nuestra
reacción.

Juan demuestra tener claro lo que pretende y lo consigue de manera excelente. Utilizando todas sus armas y empleando el tono que la
historia requiere,  poniendo especial énfasis en que intentemos comprender porque los personajes  (gente normal hasta que recibieron la fatídica
noticia, actúan como lo hacen), el autor logra darle una credibilidad poco habitual en este tipo de relatos.

En definitiva y como ya lo comenté con algunos amigos, “Zombi” podría resumirse  más o menos así, si se me permite la analogía cinematográfica:

El Club de la lucha + Trainspotting  + Mi vida sin mí

 

Solo me queda destacar el buen criterio de NGC Ficción  a la hora de decidir que títulos publica y  el excelente acabado del libro. Un diseño fantástico. Buena lectura y además, con una presentación muy cuidada,  con cariño, lo que le da un valor añadido.
Estupenda la portada de  Felideus, que como siempre, ha sabido captar como nadie la esencia más pura de la novela.

 

 

Zombi

Juan Díaz Olmedo

Editorial: NGC Ficción

Diseño cubierta e ilustración: Felideus

266 págs.

ISBN: 978-84-937801-6-6

PVP: 16€

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