Una crítica de Marta S. March
Duración: 164 min.
Director: Christopher Nolan.
Guión: Christopher Nolan, Jonathan Nolan (Historia: Christopher Nolan y David S. Goyer. Personajes: Bob Kane).
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Wally Pfister.
Reparto: Christian Bale, Tom Hardy, Anne Hathaway, Michael Caine, Gary Oldman, Joseph Gordon-Levitt, Marion Cotillard, Morgan Freeman, Juno Temple, Matthew Modine, Josh Pence, Nestor Carbonell, Brett Cullen, Tom Conti, Aidan Gillen, Cillian Murphy, Liam Neeson, Ben Mendelsohn.
Productora: Coproducción USA-Reino Unido; DC Entertainment / Legendary Pictures / Warner Bros. Pictures.
Web oficial: http://wwws.warnerbros.es/batman3/
“Hace ocho años Batman se convirtió en fugitivo al asumir la culpa por el asesinato de Harvey Dent. El Caballero Oscuro decidió abandonarlo todo por lo que consideraba, al igual que el Comisario Gordon, un bien mayor. Gracias a este sacrificio la actividad criminal de la ciudad de Gotham se ve aplacada por la dura Ley Dent. Pero todo cambia con la llegada de Bane, un terrorista enmascarado cuyos despiadados planes para la ciudad obligan el resurgir del caballero oscuro.”
Tan sólo 7 años después del primer Batman dirigido por Nolan, se hace un hueco en la cartelera la tercera, y dicen que última entrega The Dark Knight rises también protagonizada por Christian Bale. En esta ocasión Nolan se aleja considerablemente de la estética cómic que nos sorprendió gratamente con Batman Begins (2005) y de la lúgubre atmósfera que nos arrastró a las entrañas de Gotham con The Dark Knight (2008).
Christian Bale empezó su carrera cinematográfica de la mano de Steven Spielberg en El Imperio del Sol (1987) y conquistó al público y a la crítica con su magnífico trabajo en American Psycho (2000) y su demacrada transformación en The Machinist (2004). Después de la cohesión con Nolan, Bale ha conseguido que al pensar en la figura de Batman pensemos en SU Wayne/Batman. Los que hemos tenido la suerte/desgracia de vivir el sinfín de Batmans que lo han precedido en la gran pantalla lo tenemos claro. Aunque el Batman (1989-1992) ligeramente encorsetado de Keaton nos gustó, básicamente por la puesta en escena Burtoniana, casi ni nos acordamos (ni ganas) del Batman Forever (1995) de Kilmer ni del de Clooney, que pasó sin pena ni gloria con su Batman & Robin (1998).
Bale transmite con verosimilitud la personalidad marcada por el drama de Bruce Wayne, la intensidad que requiere el personaje se transmite en su mirada y, sus músculos, quizás menos marcados que en las entregas anteriores, están a la altura de nuestras expectativas. Bale sigue siendo a día de hoy tendencia en twitter debido a su visita a los heridos hospitalizados en el centro médico de Aurora (USA), localidad donde el pasado viernes tuvo lugar una masacre durante el estreno de The Dark Knight rises.
La desaparición de Heath Ledger quizás es la ausencia más acusada en esta cinta, ya que en esta ocasión los malos son malos pero sin esa guinda psicopatológica del Joker que nos encandiló. Hathaway entra en escena como una maravillosa ladrona con sofisticados toques a lo Audrey Hepburn. Estilo y magnetismo pero, aunque se diga, no es catwoman; catwoman sigue y seguirá siendo siempre el personaje interpretado por Michelle Pfeiffer.
A partir de ahí en el tablero de juego tenemos a los habituales, con alguna pequeña sorpresa en forma de artista invitado, dentro de los que cabe mencionar a Caine por su merecido aumento de protagonismo y un Matthew Modine que sigue sin motivarnos en absoluto.
Una última entrega más luminosa, unas casi tres horas repletas de contenido y acción que consiguen acelerar el reloj y mantener la atención del público. Luchas más limpias, sin juegos de cámara que nos distraigan, nuevos juguetes motorizados y perfeccionamiento de algunos ya conocidos tratados con efectos especiales de gran calidad. ¡Alta tensión garantizada!
Cinta plagada de dobles intenciones y replanteamientos morales ¿Revoluciones sociales como indirecta de Nolan enfrente a la situación de crisis mundial? Puede, aunque desgraciadamente se quede flotando en una confusa superficie.
Potente banda sonora, pieza engrasada de la fina maquinaría de Nolan. Con esta entrega se cierra la trilogía de Batman pero dejando un final abierto que despierta una sonrisa de satisfacción en todo fan que se precie. El protagonismo de Gordon-Levitt no es para nada gratuito, a buen entendedor pocas palabras bastan, y aunque Nolan especifica un poco demasiado, no podemos estar en desacuerdo con ese final tan bien orquestado. Acción, drama, sorpresa, emoción y final feliz ¿se puede pedir más?
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