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Momias y embalsamados, VVAA (Hermenaute Ed.)

Buenos días, mis queridos Lectores Ausentes.

MYE1Hoy venimos con la reseña de Momias y embalsamados, una antología de relatos que supone la carta de presentación de Hermenaute, una nueva editorial capitaneada por un viejo conocido y gran amigo de esta casa, Lluís Rueda.

Nuestro querido Lluís es un tipo incombustible, un culo inquieto que lleva ya muchos años metido en el mundo de la literatura y la cultura pop. Crítico de cine, articulista, director de Judex Fanzine, escritor y guionista… Ha tocado todos los palos y además, siempre con un criterio excelente, así que no  nos sorprende el que se haya embarcado en esta nueva aventura.

Con Momias y embalsamados, Lluís  pone su proyecto en marcha y lo hace con una obra que deja muy claras sus intenciones y su forma de entender la literatura.  La antología abre la colección Caronte, una línea que pretende albergar  obras de terror, thriller y fosco que brillen por su nivel de calidad y que al mismo tiempo, se salgan de los viejos tópicos del género, apostando por aquellos títulos que apuesten por la originalidad, que sean poco convencionales, que resulten difíciles de encasillar y que en definitiva, sean capaces de aportar nuevas ideas y planteamientos a sus lectores.

Y si esa es su intención, puedo dar fe de que empieza bien fuerte y arriesgando. Momias y embalsamados reúne, bajo esa curiosa portada creada por Alberto Rodríguez Modolell,  una serie de relatos que tienen a esa figura arquetípica como tema principal, pero evitando  caer en los mismos tópicos de siempre, alejándose de la imagen preconcebida del resucitado cubierto de vendas surgido de un sarcófago, y manteniendo maldiciones egipcias  tan lejos como han podido. Estoy muy de acuerdo con lo que comenta el propio Lluís en el prólogo y es que  la momia, como todos los grandes monstruos clásicos (al igual que sucede con Drácula, el hombre lobo, la criatura del lago y la de Frankenstein), es una imagen tan emblemática y ha arraigado tan fuerte en el subconsciente colectivo que se hace difícil verla de otra forma que no sea esa, la del cuerpo apergaminado y cubierto de vendas mohosas de un antiguo faraón, clamando venganza contra quienes han perturbado su paz al excavar donde no deben.  Lo cierto es que esa voluntad por innovar, por abrir nuevas vías y conceptos, es una de las mayores virtudes de la antología, ya que resulta todo un reto encontrar nuevos contextos donde ubicar el mito y lograr que este funcione. Los autores no solo lo consiguen, sino que además lo hacen con talento, creando unas historias tan inquietantes como bien escritas, que nos dejan un muy buen sabor de boca.

Como en cualquier antología que se precie, los hay que brillan más que otros, los que conectan más contigo pese a sus cosillas y alguno que no sabes muy bien qué, pero que sientes que a pesar de que te ha gustado, le falta algo para terminar de ser perfecto. Pero en general, como digo, el resultado es muy satisfactorio y todos ellos, de un modo u otro, aportan algo que vale la pena.

Vamos a hablar un poquito de cada uno de ellos.

-El Señor de la nada, de Víctor Blanco: Desierto de Atacama, un paraje duro, árido y desolador, en el que un grupo de conquistadores españoles buscan el tesoro mencionado en el diario de uno de los suyos, desaparecido en la zona. El nuevo mundo y sus misterios, sus nativos y sus secretos,  custodiados por una tierra inhóspita y algo más. Una forma perfecta de abrir la antología. Bien narrado, con voz propia y bien definida,  y con varios puntos tan crudos (el trato y opinión de los españoles sobre los indios son tan realistas como brutales), como divertidos por macabros.

-Cuerpo de niña,  de Daniel P. Espinosa: Futuro distópico y desesperanzador, donde nuestra afición a las redes se ha convertido en una adicción total a la realidad virtual, hasta el punto de padecer síntomas físicos como si estuviésemos infectados y  con nuestra psique tan dañada que ya no hay diferencia entre lo real y la simulación. Un relato onírico, durísimo, sin medias tintas y si muy mala baba, que pone mal cuerpo y cuya ambientación es simplemente, soberbia.  Muy mal rollo y quizás, el que más me ha gustado por todo lo que me ha hecho sentir.

-En el nombre del musgo, Jesús Gordillo: Otro de mis favoritos, con diferencia.  Sebastián Medrano es un bandolero que huye de quien le quiere ajustar las cuentas. Dará con sus huesos en un pequeño pueblecito de León, creyendo dar esquinazo a sus perseguidores, pero lo que encontrará allí será mucho peor. Una extraña mezcla de Curro Jiménez, santería, vudú, fanatismo religioso y brujería, en las que no falta también un pequeño toque «a lo Víctor Frankenstein´´, pondrá a este hombre al límite y quizás ni siquiera sus arrestos y su navaja sean suficientes para salir de una pieza.  Me ha encantado el tono de la historia, la forma en que está narrada,  el cómo está construido el personaje (una verdadera gozada en ese aspecto) y por dónde van los tiros a medida que avanza la trama. Tiene un punto castizo que le sienta de lujo y otro de gore que tres cuartos de lo mismo.

-Papel maché,  de Luis Guallar: Con muchísimas reminiscencias a lo mejor de Stephen King y ese modo tan peculiar de contar historias, este relato colaría como uno más entre cualquiera de los aparecidos en alguna de las ediciones de Crepshow o incluso, en los de la serie Otros Límites. Con una estética muy definida y con un lenguaje muy visual, casi cinematográfico, brilla por su tono aterrador a la vez que un tanto gamberro, por la forma en que el autor trata a su personaje, con  perversidad y sin preocuparse en absoluto por el destino que le aguarda, casi complacido por ello. Un viejo parque de atracciones siempre es un lugar excelente para crear atmósfera malsana y si además, nos ubicamos justamente en su pasaje del terror, el escenario promete hacernos gozar de lo lindo, como es el caso. Eso sí, el desenlace puede resultar un tanto predecible para los lectores avezados y acostumbrados a este tipo de historias. De todos modos, eso no le quita mérito ninguno, ya que su lectura es igual de disfrutable.

-Carcasa,  de Jorge P. López: Un joven con amnesia intenta recuperar su memoria, siendo asistido por un extraño médico  cuyos métodos parecen más un interrogatorio en tercer grado que otra cosa. La sesión avanza y se adentra cada vez más en un terreno extraño y surrealista, logrando inquietar al lector, que asiste en silencio a la reconstrucción de unos hechos que no sabremos cómo explicar y que irán manteniéndonos en tensión hasta su desenlace.  Debido a su propia naturaleza y su propósito, la incógnita es la esencia misma del relato y en algún momento, sobre todo en su desenlace, puede llegar a resultar un tanto confuso e incluso no ser del agrado de todo el mundo, ya que la revelación final  romperá bastante los esquemas  y se sale de lo que uno pudiera suponer. A mí me ha pillado en bragas y he tardado en digerirlo, pero una vez asimilado, solo puedo quitarme el sombrero.

-Descenso a Duat, de Guillermo Tato: Un periodista de investigación persigue el rastro de un asesino en serie  apodado “El asesino anárquico”.  En su búsqueda por la verdad, por tener el artículo del año,  sus pesquisas le llevaran a toparse frente a frente ante él y descubrir así sus razones, junto a una extraña secta y su templo, oculto bajo las entrañas de la ciudad. Algún momento gore, pero necesario, son su mejor baza. Es quizás el relato que menos me ha llegado, ya que no he logrado encontrarle el punto. Se trata simplemente de una cuestión de gustos personales, ya que el tema de sectas, de elegidos para cumplir una misión y supuestos legados, nunca ha sido un tema que me seduzca exactamente. Dejando claro esto, el relato está bien escrito y tiene buen ritmo, aunque a mí me haya dejado bastante frío el argumento en sí.

mye2-Expedición Newton-Jenney,  de Lluís Rueda: Un circo ambulante, un objeto único y el empeño de un comerciante en vendérselo al feriante, es la excusa para la increíble historia que el vendedor se saca de la manga para convencer al futuro comprador. Todo empieza con una expedición a las montañas, donde las leyendas cobran vida y  en la que los protagonistas conocieron el verdadero terror.  Lluís siempre fiel a su estilo pulcro y cuidado, con una prosa elegante y trabajada, avanzando de forma pausada pero intensa, forjando línea a línea el devenir  de la historia y cuidando las formas para, llegado el momento,  llevarnos allá donde ha querido desde el primer momento. Excelente forma de cerrar la antología y dejarnos con buen sabor de boca.

En definitiva, estamos ante una antología más que notable, con algunas historias que son verdaderas joyitas. Sin desmerecer al resto, que también cumplen con su cometido y que en líneas generales, dejan buen poso y  hacen de este recopilatorio una obra tan arriesgada como recomendable. Originalidad, diversidad de enfoques y buena calidad literaria para adentrarnos en un tema, el de las momias, que demuestra dar mucho más de sí de lo que nadie podíamos esperar. Dadle una oportunidad. Me lo agradeceréis…

 

Momias y embalsamados

VVAA

Editorial: Hermenaute

ISBN: 9788460821298

Páginas: 190 pág.

PVP: 13,99€

http://www.hermenaute.com/libro.php?id_libro=1

 

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Cara de Muerto, de Luís Guallar

Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.

LUIS2Hoy venimos  con una novela entretenida, muy divertida y llena de guiños a grandes clásicos, tanto del cine como de la literatura, que a mí me ha encantado. Con un objetivo claro y sincero, sin más pretensión que hacer que el lector pase un buen rato, la novela no solo cumple con su cometido, sino que lo hace por todo lo grande, logrando que el lector disfrute como un enano con la historia y el modo en que se cuenta.

La obra en cuestión no es otra que Cara de Muerto, de Luís Guallar, autor a que ya conocemos por su anterior trabajo El Puente del Diablo, quien repite en esta ocasión con la editorial Tyrannosaurus Books, aunque esta vez dentro de la colección Monsters Unleashed,  que cuenta hasta el momento con otros dos títulos, Drácula y los crímenes de Jack el destripador, de Miguel ángel Naharro, y Batalla por Chicago: Drácula vs la Momia, de Tony Jiménez.

Para Colton Wheeler no resulta fácil vivir a la sombra de su difunto hermano Patrick, uno de los delincuentes más buscados de todo Texas. Pero cuando el misterioso forajido al que unos llaman Mano Lenta y otros Cara de Muerto comienza a sembrar el terror, Colton encuentra el modo de limpiar el nombre de su familia: él cazará a ese monstruo imparable de dos metros y formado por pedazos de cadáveres. Pero Colton no puede detener solo a «Cara de Muerto», así que tendrá que reunir a un variopinto y desavenido grupo de asesinos, pistoleros y mercenarios para cazar al que no es otro que la monstruosa creación del fallecido doctor Frankenstein. ¿Qué busca ese monstruo en su sangriento periplo por el país? ¿Lograrán detenerle antes de matarse unos a otros? La cacería ha empezado.

 En esta ocasión, Luís se ha decantado por llevar a uno de los monstruos a los que mayor afecto le he tenido siempre, el de Frankenstein, a un escenario que el autor conoce muy bien y por el cual me consta que siente especial debilidad: El salvaje Oeste.  Toda la épica de los viejos westerns, donde los tipos  son duros de verdad, tu vida vale lo rápido que desenfundes tu revolver,  las chicas son despampanantes de armas tomar y los forasteros no son bienvenidos y suelen meterse en problemas en cuanto cruzan las puertas batientes del saloon, es utilizada con arte por Guallar, quien se siente allí como en casa, para traernos de vuelta el viejo espíritu, la esencia misma del Far West, en una historia que en cierto modo, sirve de homenaje al género.

Resulta imposible hacer recuento de la infinidad de guiños a libros, series y películas que uno puede encontrar en la novela. Algunos son muy evidentes (magistral esa escena en plan duelo final de El Bueno, El Feo y el Malo o Por un Puñado de Dólares),  el mismo apodo de Frankie (llamado Mano Lenta en ocasiones),  la mención a un conocidísimo Doctor West o la propia formación del grupo de caza, que nos recuerda inevitablemente a Grupo Salvaje, tanto por cierta afinidad con la evolución de los personajes, como por su marginación y su dificultad para encontrar su lugar en el mundo.

Justamente esa es la idea en torno a la que gira la novela. La imposibilidad, tanto del propio monstruo como de sus cazadores, de encajar en ningún sitio. Su pasado es un lastre del que no pueden librarse. Viven, o sobreviven, a la sombra de otros y condicionados por sus propios actos. Lo intentan, quieren ser normales, formar parte de eso que llaman sociedad, pero su propia naturaleza es incompatible con ello. El monstruo del doctor Frankenstein es un ser capaz de las peores atrocidades, una bestia desatada que desconoce la compasión y la piedad. Violenta en extremo, inteligente de un modo espectacular, puede parecer que es la personificación del mal. Yo lo dudo. En la propia novela se deja claro que Frankie únicamente se limita a imitar, a ser un reflejo de lo que ve, obviando la hipocresía y las falsas formas. Es un mundo cruel, donde la vida no vale nada y la criatura no hace otra cosa que repetir aquello de lo que es testigo a diario, aunque de una forma tan brutal, tan desinhibida y libre de prejuicios, que aterra.

Me ha parecido brillante a forma en que el autor hace un repaso de aquellos elementos claves del western para ofrecernos algo más que una novela de aventuras y terror. Hay lugar para el humor como lo hay para el gore, pero lo mejor de todo, es como nos transmite esa curiosa y extraña relación entre los personajes. La amistad, entendida como solo puede hacerse entre pistoleros,  es parte imprescindible de la historia. Incluso cuando los cazadores encuentran al monstruo, puede verse que a pesar de estar en bandos contrarios, tienen mucho en común y aunque lejos de que llegue a forjarse cierta camaradería, sí que podemos ver la comprensión, abstracta y confusa, pero existente. Cierto toque crepuscular que encaja bien dentro de la amalgama de sensaciones y estados que encontramos en la historia.

LUIS1Resultan curiosos los dos giros argumentales que nos encontramos en la obra, ya acercándonos al final. Uno era casi previsible, con matices y solo porque estamos ya resabiados y sabemos que las cosas que se mencionan nunca suelen ser por simple azar, sino que hay una intención y tienen su razón de ser. El otro, que me ha parecido muy bien llevado, supone un toque de genialidad en la que Guallar vuelve a esa idea de que los personajes son unos marginados, unos fuera del sistema, haciendo que por una vez eso sea bueno, al ser la única excepción frente a una comunidad que funciona como un solo ente. El individuo, con sus peculiaridades propias y personales, frente a la masa  gris y descerebrada, la perfección llevada al extremo más irracional y absurdo, que actúa en bloque como un solo individuo, sin diferencias entre unos y otros. Una metáfora muy acertada que aparte de funcionar como tal, ofrece uno de los momentos más salvajes, divertidos y sangrientos de la novela.

En definitiva, Cara de Muerto es mucho más de lo que parece. No es solo la historia de monstruo de Frankenstein creando el terror en el Salvaje Oeste. Es más bien la historia de unos individuos perdidos y sin esperanzas, a quienes la soledad y la incomprensión lleva por la vida sin opción a cambiar de rumbo, en la que el autor no precisa de parafernalia innecesaria, ni pretensiones absurdas para ello, apostando por un enfoque directo, ligero y entretenido, que nos ha convencido por competo.

 

Cara de Muerto

Luís Guallar

 Editorial: Tyrannosaurus Books (Monsters Unleashed)

ISBN:97884942208

Páginas: 292 pág.

PVP: 17,95€

 

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El puente del diablo, de Luís Guallar

Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.

portada_el_puente_del_diabloHoy venimos con El Puente del Diablo, de Lluís Guallar, publicada por esa fantástica editorial que es Tyrannosaurus Books. Tras hacerse con cierto renombre dentro del mundillo gracias a participar en diversas antologías de relatos,  este joven autor catalán ha dado el gran paso y se ha lanzado al mundo con su primera novela, una historia de terror en la que le da una vuelta de tuerca al género vampírico aportándole ciertos elementos típicos de la novela de terror americana.

Luís consigue crear una atmósfera malsana e inquietante, que de forma irremediable, me ha llevado a recordar joyitas como El Misterio de Salems Lot o La Tienda, no sé si por asociación de ideas o porque realmente, el autor  lo ha querido así. Lo cierto es que  es justamente esa atmósfera sobre la que recae todo el peso de la novela, introduciendo al lector en la trama y logrando que esa sensación asfixiante, ese mal presentimiento continuo que nos produce desazón y que es lo que  más me ha convencido de la obra, nos embargue por completo.  El autor ha sabido utilizar ciertos elementos  bastante comunes en este tipo de lecturas para construir una base sobre la que trabajar, desarrollando a partir de ellos su historia.  Por un lado, el enclave. Un pequeño pueblo, una zona rural en la que la mayoría de los vecinos, ya de cierta edad, se conocen, gente de campo en una comunidad  que a pesar de no ser cerrada, si acostumbra a vivir a su ritmo, un tanto desconectada del resto del mundo y guardando sus secretos. El introducir en ese escenario a una pareja joven y urbanita, tan distintos a sus vecinos, constituye el  primer paso para iniciar la historia.

La llegada de Iván y Diana, la pareja protagonista, coincidirá con una serie de extraños sucesos. Todo comienza con la aparición de una extraña mujer, una anciana cuyas exigencias y comportamiento son claro indicio de que algo no está bien. Con su aparición, los vecinos de la pareja y el resto de lugareños sufrirán un cambio de conducta radical.  Tras mostrar un temor supersticioso ante la mujer, no solo se mostrarán sumisos con los requerimientos de la anciana, sino que en poco tiempo se aprecia en ellos un destello maligno, una faceta violenta y perversa inusitada que va haciéndose cada vez más presente, hasta llegar a límites insospechados.

Los recién llegados,  cuando apenas empezaban a sentirse cómodos en su nuevo hogar, son testigos de esa fuerza maligna que recorre el pueblo y que se expande en todas direcciones. Sintiéndose fuera de lugar y superados por las circunstancias, verán como  los que hasta hace poco eran sus vecinos, se transforman en completos desconocidos. Unos títeres sin voluntad en manos de la anciana. Un peligro mortal para ellos.

Guallar  nos presenta a los protagonistas como una pareja bastante peculiar. Si bien el personaje de Diana nos resulta más creíble – una chica de ciudad, artista, pero con los pies en el suelo. Una persona normal, en una situación anormal-, en el caso de Iván me ha costado sentir un mínimo de empatía o credibilidad. Su carácter sensible,  traumado, superado no ya por los acontecimientos, sino por la propia vida,  hace de él una nenaza, un llorón, un cansino de cuidado que no hace más que lloriquear, quejarse o perder el control. De no ser por Diana, que  asume el rol que por lo general, suelen tener los personajes masculinos, Iván lo tendría muy crudo.  Ella se convierte en la que tira del carro, la que le empuja a seguir adelante, la que le aferra a la realidad.

Entiendo que Guallar quería  resaltar lo distintos que son entre sí ambos personajes,  pero creo que con Iván se ha excedido un poco. Si bien en el caso de Diana, borda la presentación de alguien con personalidad, con carácter, que no se deja llevar por el pánico, que asume -con dificultad, pero lo hace- lo que está sucediendo  y que lucha con todos los medios, dentro de sus posibilidades  ante unas circunstancias tan surrealistas como las que les ha tocado vivir, cuando hablamos de Iván llegamos a pensar que ha caricaturizado al personaje. No es el hecho de invertir papeles y convertir en cierto modo  a la chica en la heroína, o el demostrar que el amor que siente Iván por ella es lo único que lo mantiene cuerdo. Eso está muy bien llevado. Pero en el proceso, creo que Guallar se ha excedido, quizás por el miedo a que no entendiéramos lo que pretendía. No era necesario denostar a Iván para reforzar la imagen de Diana.

Esa es la única nota negativa que puedo comentar sobre el libro. Dejando ese detalle a un lado, el resto me ha encantado y de hecho, no es que afecte en absoluto al disfrute de la obra.

994161_10151689288490519_1431993798_nEl lector habitual de terror se encontrará con diversos elementos, pequeños detalles, referencias reconocibles, que disfrutará muchísimo. Estamos ante la típica lucha entre el bien y el mal. Una representación poco habitual del mito vampírico, en la que las leyendas populares y los cuentos de viejas tendrán un papel relevante. La bruja cobra vida y vuelve a reclamar lo que considera suyo.  El oscuro pasajero, aquél que todos llevamos dentro, en lo más recóndito de nuestra alma, aquella parte cruel y malvada inherente en todos nosotros, logra escapar de su encierro.  Una suerte de locura que se contagia y que enfrentará a unos contra otros, siendo conscientes de sus actos, pero incapaces de evitar seguir sus impulsos y de superar ese miedo arcaico e irracional.  Decenas de alimañas sembrarán el terror. Ratas, cucarachas, polillas, lobos… Como una plaga de la antigüedad, recorrerán las calles sembrando la muerte y el dolor, bajo las ordenes de su ama.

Con semejante material con el que trabajar, los amantes del género podéis empezar a hacer conjeturas y sobretodo, relameros  ante lo que vais a encontrar en sus páginas. A una historia como esta, se le une un estilo pulcro y desenfadado, pero cuidado al detalle. Una prosa fluida, sin florituras exageradas, pero con innegable exquisitez y un ritmo muy acertado para meternos en la narración y que no podamos dejar de seguir leyendo. Y como decía al inicio de la reseña, la atmósfera. Densa, como esa niebla húmeda y fría que nos rodea por completo y que podemos sentir hasta en los huesos, que nos cubre con su manto y que nos lleva a recordar ese miedo tan básico, tan antiguo como el propio hombre y que no sentíamos  con tanta intensidad desde que éramos niños.

 

El Puente del Diablo

Luís Guallar

Editorial: Tyrannosaurus Books

ISBN: 9788494102059

Páginas: 270 pág.

PVP: 14,95€