Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.
Hoy venimos con La Caricia de Tánatos, primer volumen de la Trilogía del Mal, de María José Moreno. Avalada por el éxito de ventas en Amazon, estamos ante una de esas obras afortunadas que llamaron la atención de una editorial con renombre hasta el punto de hacerse con los derechos y publicarla en papel bajo su sello. Off Versátil ha decidido apostar no solo por ella, sino también por El Poder en la Sombra y La Fuerza de Eros, los dos siguientes volúmenes, toda la trilogía al completo.
Una coincidente cadena de sucesos viene a enturbiar la rutinaria y tranquila existencia de la psicoterapeuta Mercedes Lozano.
Inquietantes llamadas telefónicas anónimas y cartas; el inicio de una relación afectiva con Miguel Vergara, un psiquiatra que ejerce de médico forense, con una traumática infancia de la que no termina de desprenderse; un complicado tratamiento psicoterápico de una paciente, Marina Daroca, y la aparición en escena de un hombre que solicita su ayuda profesional y cuya mirada «hiela la sangre», ponen su vida boca abajo y la sitúan al borde del precipicio emocional.
Siendo uno de los más acérrimos seguidores de la editorial, constatando la acertada selección de títulos que ha publicado hasta la fecha y viendo las referencias de la propia novela, le tenía muchísimas ganas a este libro y mis expectativas eran muy altas ante lo que prometía ser todo un pelotazo. Y ahí es donde quizá, se encuentre el motivo de mi decepción tras su lectura.
La caricia de Tánatos es una historia interesante y bien escrita que profundiza sobre un tema que resulta aterrador por su naturaleza real, cotidiana y en gran parte, desconocida. Por desgracia, estos argumentos, al menos en mi caso, no son suficientes para compensar los problemas que arrastra y que me han impedido disfrutar de ella tanto como esperaba.
La novela adolece de dos grandes hándicaps: El primero, y el más evidente, sus personajes.
Cuando conocemos al villano y a medida que avanzamos con la lectura, nos da la impresión de que la autora ha querido enfatizar tanto en su maldad, ha insistido tanto en ello, que sus rasgos se han desdibujado hasta convertirse casi en una grotesca caricatura. No dudo de que haya individuos así, tan malvados y tocados, pero esa insistencia en describirlo y la forma en que lo hace, me han sacado de la historia. Es un cabrón redomado, un manipulador, un perfecto embustero y un perturbado violento en esencia. Hasta ahí, correcto. No hace falta entrar en bucle, en reincidir, en caer en la monótona repetición ni llevarlo hasta un extremo cansino que lo único que consigue es restarle credibilidad.
Algo parecido sucede con el resto de personajes, pero de otra forma. En mi opinión, TODOS ellos sufren una bipolaridad absurda que roza lo hilarante. Sus diálogos, sus formas, su modo de tomarse las cosas y actuar en consecuencia, me ha resultado absurdo e inexplicable en la mayoría de casos. Casi hasta el punto de llegar a creer que quienes necesitan ayuda profesional son ellos y no los pacientes de la terapeuta. Ególatras, habitando un mundo hecho medida y que nada tiene que ver con el del resto de los simples mortales que vivimos en este paneta, tienen nula capacidad de asumir la frustración, convirtiendo hasta el hecho más mundano en algo trascendental y digno de análisis y estudio. Cualquier vivencia que les saque de su rutina se convierte por defecto en un trauma. Incapaces de simplemente vivir, de sentir y de seguir con lo suyo, como cualquier hijo de vecina, no hay hecho en su vida, por nimio e insignificante que parezca, al que no le den mil vueltas buscado «cómos´´ y «porqués´´… Esta gente no es real, no vive ni experimenta de forma natural, ni son ellos mismos, sino aquello que les dicta una especie de manual de uso, condicionados por el hecho de darle a las cosas más relevancia que la que en la mayoría de ocasiones tienen. Eso lleva a que en todo momento, uno tenga la impresión de que en última instancia, deberían salir de su nube, de esa burbuja en la que están viviendo y que de una puñetera vez bajasen a la tierra, al mundo real, con sus penurias, dramas y miserias cotidianas y mundanales, asumiéndolas como algo natural en cualquier experiencia vital y afrontarlas como cualquier adulto. Seres egocéntricos y ridículos que no entienden lo que significa vivir y que no se han llevado un palo real en su vida. La sensación de artificialidad, de dramatización, de incapacidad de llamar a las cosas por su nombre y sentirlas como tales, hace que resulte imposible creérselos ni mucho menos, llegar a empatizar con ellos. Reacciones desmesuradas ante lo que no dejan de ser decepciones y pequeñas derrotas cotidianas, tratándolas del mismo modo que a los verdaderos problemas. Drama Queen 100%…
La segunda pega, y en este caso quizás recaiga más en el tipo de lector que en la propia obra, es que me ha resultado difícil de calificarla como un thriller. Tiene las formas y la intención, pero se pierde en el camino y le falta algo para poder considerarlo como tal. Puede que la causa sea tan simple como que para los lectores más avezados en el género, nos falte sustancia para lo que solemos estar acostumbrados. De hecho, estoy seguro que entre un público más generalista y no tan especializado, la novela va a calar hondo y va a resultar una lectura satisfactoria, que quedará encantado con ella, salvo por los detalles que comentaba en el punto anterior o incluso con ellos.
En definitiva, estamos ante una novela cuyo argumento y trama prometen mucho, pero no aprovecha todo lo que podría haber dado de sí. Que se esfuerza tanto en describir y clasificar a sus personajes que peca de exceso, convirtiéndolos en caricaturas de si mimos. De todos modos, considero que al margen de ello, la autora nos muestra esa realidad terrible que existe en nuestra sociedad, de forma que hace visible un problema para muchos quizás desapercibido y eclipsado por los casos de abuso y maltrato físico (mucho más tangibles y evidentes) y que puede de ser de gran ayuda para concienciarnos de su existencia. Convertir una novela en algo más que una simple lectura, hacer con ella una herramienta de denuncia y divulgación, me parece espléndido y más cuando todo el tema profesional, adentrándose en la psicología y en los vericuetos de la mente humana, viene de manos de una profesional en esas lides, que conoce de primera mano cual es esa realidad. Creo que en ese aspecto, la obra si es muy recomendable.
La caricia de Tánatos (La Trilogía del Mal I)
María José Moreno
Editorial: Off Versátil
ISBN: 978-84-943582-6-5
Páginas: 512 pág.
PVP: 19,50€
http://www.ed-versatil.com/web/tienda/la-caricia-de-tanatos/