Un artículo de Cristina Béjar aka Mitsuko Cinéfila
Título original: Everest
Año: 2015
Duración: 121 minutos
País: EEUU
Director: Baltasar Kormákur
Guión: Lem Dobbs, Justin Isbell, William Nicholson
Música: Dario Marianelli
Fotografía: Salvatore Totino
Reparto: Jason Clarke, Josh Brolin, Jake Gyllenhaal, Elizabeth Debicki, Keira Knightley, Sam Worthington, Robin Wright, Emily Watson, John Hawkes, Clive Standen, Michael Kelly, Martin Henderson, Vanessa Kirby, Thomas Goodman-Hill, Mia Goth
Productora: Cross Creek Pictures / Universal Pictures / Walden Media
Género: Supervivencia, drama.
Web oficial: http://www.everest-lapelicula.es/
Tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=YUpnY2W1clw
Sinopsis:
“Durante la mañana del 10 de mayo de 1996, los escaladores Rob Hall y Scott Fischer, y sus clientes, pertenecientes a dos expediciones que compiten por coronar en primer lugar el Everest, el punto más alto de la Tierra, se encontrarán con una de las peores tormentas que jamás pudieran imaginar. Lucharán con todas sus fuerzas por sobrevivir ante tal desafío.”
Muy buenas Incoherentes, hoy os traigo un estreno que me ha parecido más que interesante. Las pelis que están basadas en hechos reales me gustan bastante y mucho más si tratan de supervivencia, claros ejemplos: “Viven” y “127 horas”.
El tráiler de “Everest” me llamó poderosamente la atención: Una fotografía espectacular que te deja con la boca abierta, un reparto brillante y una historia que sucedió a finales de los años 90. Dos empresas se dedican a llevar a grupos de alpinistas hasta la cumbre del Everest, con la garantía de preservar sus vidas a toda costa (pagando una pasta, eso sí), pero el destino es caprichoso, y las cosas se tuercen de tal manera, que durante dos horas padeceremos mucho, y sentiremos esa angustia de “El hombre contra la naturaleza”: Es dura, es dramática, implacable, en una palabra es real.
He leído varias cosas por internet, como que la adaptación del film no es fiel a lo que realmente sucedió y que no se destaca de una manera adecuada al personaje de Anatoly (alpinista que salvó varias vidas en esa expedición), o que se dejan muchos detalles que son importantes para el desarrollo de la historia. También que se han cambiado cosas. Bueno, esto suele pasar, no es una novedad, pero aún así, la película en sí funciona, es impactante. Quizá digo todo esto porque me dejo llevar por la pasión que siento por este tipo de films, pero os recomiendo que vayáis a verla y juzguéis vosotros mismos, si es en 3D o Imax, mucho mejor, ya que los planos son postales, son brutales.
Y para picaros más el gusanillo os dejo con la información que he encontrado en Desnivel.com. Después de leer esto, seguro que queréis saber cómo fue aquello:
“Durante la temporada de primavera de 1996 fallecieron 15 personas convirtiéndola en la más trágica de la historia del Everest. Además, entre los 8 que fallecían durante el descenso de cima del día 10, se encontraban los directores y guías de montaña de las entonces más importantes compañías de guías de altitud del mundo: Rob Hall, director de Adventure Consultants y Scott Fisher, de Mountain Madness.
El día de cima las cosas comenzaron a ir mal pronto. Las cuerdas fijas no estaban instaladas y las tres expediciones, las comerciales de Adventure Consultants y Mountain Madnnes junto con una taiwanesa, se vieron retrasadas durante varias horas.
Después, la lentitud. Entre otras razones porque ninguno de los clientes de Hall y sólo dos de Fischer (Charlotte Fox con el G2 y el Cho Oyu y Pete Schoening, de 68 años, responsable de la primera ascensión al Gasherbrum 1 en 1958 y de salvar la vida a 6 compañeros en 1953 al detener su caída en el intento americano al K2 pero que decidió no participar en el intento final) habían ascendido un ocho mil con anterioridad. Uno más tenía intentos previos al Everest llegando a la Cumbre Sur. Esta ética comercial de aceptar clientes inexpertos para subir el Everest fue fuertemente criticada. Para compensar la inexperiencia había tres guías por expedición, un sherpa por cada cliente, cuerda fija que se tendría que haber instalado a tiempo, y oxígeno que al ralentizarse la ascensión estaba condenado a acabarse antes de tiempo.
Otro elemento de debate y polémica fue la decisión de Anatoly Boukreev, el ocho milista más fuerte del momento, de no usar oxígeno mientras abría huella y guiaba la ascensión. Por ello fue criticado por Jon Krakauer en su libro Mal de altura. La versión de Anatoly se recogió en Everest 1996 (The Climb), escrito por G. Weston de Walt. Ambos llegaron a enfrentarse dialécticamente en público durante una conferencia en el Festival de Banff, algo de lo que Krakauer, después, se arrepentirá profundamente.
Los hechos fueron que Boukreev no usó oxígeno. Estuvo esperando en la cima y comenzó a sentir mucho frío. Se bajó al Collado Sur para preparar líquido y estar preparado para ayudar cuando los clientes descendieran. Para Krakauer, si Boukreev hubiera usado oxígeno durante la ascensión, habría estado allí para ayudar a los clientes en apuros sin tener que subir a por ellos cuando la tormenta estaba desencadenada. Sea como fuere, salvó después tres vidas, pero, para algunos, se le calificó de salvador cuando había contribuido con su decisión –que le consultó a su jefe, Fischer, al cruzarse con él– a la tragedia.
*Fotografía real
En el fondo también entraban en conflicto dos maneras de contemplar la profesión de guiar en altitud. Sin que esto signifique dejar a los clientes a su suerte, Boukreev era de la opinión de que los alpinistas debían estar a la altura de la montaña. «Para escalar a 8.000 metros (…) no hay dinero que pueda garantizar el resultado. Parece que cada vez hay más gente dispuesta a pagar dinero al contado, pero no todos tienen intención de invertir en sí mismos, de aportar el esfuerzo personal que haga falta para prepararse gradualmente en cuerpo y mente, de comenzar con cimas más bajas y dificultades más sencillas y para intentar al final subir ochomiles (…) En la Cumbre Sur comencé a preguntarme dónde estaba Scott. Quizá fuera necesario enviar de vuelta a algunos clientes desde este punto, pero él no estaba aquí para hacerlo, y no, no me sentía con derecho a tomar esa decisión» señala en Everest 1996, donde refleja su visión de los acontecimientos.
En el otro lado, de una manera un tanto irónica, mordaz, estas palabras con las que Rob Hall recibía a Jon Krakauer: «He conseguido que tíos más patéticos que tú subieran el Everest”. Krakauer, alpinista nada patético que había escalado el Cerro Torre, y respetado periodista que ese mismo año publicaba “Hacia tierras salvajes” (Into the wild), llevada al cine por Sean Penn en 2007, escribió “Mal de altura” (Into Thin Air: A Personal Account of the Mt. Everest Disaster) como ampliación a su reportaje para la revista Outside. Un cuidado y honesto trabajo periodístico por el que desfilan hechos y caracteres desde su óptica personal, como reconoce en el título, ya que confiesa que su juicio pudo estar mermado por los efectos del aire sutil que se respira en altura.
Así que, a parte de recomendaros el visionado de «Everest», también os dejo los títulos de varios libros que tratan sobre el tema y que creo, pueden ser muy interesantes. Nos vemos en el próximo artículo ;p