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Como el bosque en la noche, de Álvaro Bermejo

Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.

 Hoy quería hablaros de Como el bosque en la noche, de Álvaro Bermejo, un novela que se pasea entre el terror y el drama, entre mitología, costumbrismo y género negro o criminal. Una historia muy curiosa, que ahonda en la naturaleza humana, mostrándonos lo peor de cada uno de nosotros, en un entorno rural que se convierte casi en un personaje más.

 Como el bosque en la noche nos adentra en una geografía mítica, la vieja Navarra, cuna de la cultura vasca. Un pequeño pueblo fronterizo con Francia, Etxalar, se convierte en escenario de una serie de crímenes que resucitarán todos los viejos demonios de la comarca. Los aquelarres de Zugarramurdi quedan a un tiro de piedra, en Yanci se venera a un San Juan Xar —San Juan el Viejo— que recuerda más al Basajaun de las leyendas ancestrales, y Akerbeltz —el carnero negro, emblema del diablo—, preside rituales de los que solo se habla entre susurros.

Fue a la sombra de sus hayedos donde Orson Welles rodó escenas muy significativas de Campanadas a Medianoche, y también donde Merimée arraigó las peripecias de su Carmen, la gitana de Etxalar.

La novela comienza precisamente con la llegada de Welles al pueblo, en 1964, a la que seguirá la de un escritor muy cosmopolita fascinado por el aura de aquella mujer fatal.

Las hermanas Echegaray tienen un poco de todo eso. Son descendientes de una bruja particularmente temible —Laverna la Bella—, viven retiradas en una casona cuyo nombre rinde un homenaje a la de Patricia Highsmith —Belle Ombre—, y, ciertamente, su existencia es un tormento atemperado por su devoción hacia Luis Mariano, el Rey de la Opereta. Nines, la menor de las hermanas, mata accidentalmente a un inocente. Cree haberlo hecho sin testigos, pero al poco, recibe una carta de chantaje. Lejos de arredrarse, Juana, la primogénita, la que ha heredado la marca de las brujas, implementa una estrategia criminal. Todo se complica cuando Nines sucumbe a la seducción del escritor, y aún más cuando este ve en ella una encarnación de Mari, la Señora del Abismo.

 Admito que en un primer momento, su  peculiar tono hizo que,  aun siendo consciente de que estaba ante una prosa digna de enmarcar, me costase dejarme llevar por ella. Su particular ritmo, pausado y regodeándose  en las descripciones, los referentes y simbolismos, con un estilismo  recargado, juguetón y repleto de intencionalidad, lograron descolocarme por completo. Me estaba gustando muchísimo lo que leía, pero al mismo tiempo, me parecía todo un reto el mantener la lectura con esa exigencia durante toda la novela. Una exigencia  que uno no siempre está dispuesto a satisfacer, por no sentirse obligado en modo alguno a seguir el juego que le propone el autor. No por complejidad, si no por resultar un tanto excesiva en su estilo personal, llegando a saturar si se abusaba de ella. Tanto énfasis, tanta intensidad, tanta elaboración. Demasiado para mí, así de sopetón.

Si bien esa sensación, ya bastante atenuada, no me abandonó en todo el viaje, la solución fue tan sencilla como paladear la obra a pequeños sorbos, disfrutando  de esos acercamientos breves, pero intensos, hasta que la propia historia y la necesidad de saber que iba a suceder, lograron que me hiciera con ella. Una vez conectamos, pude disfrutarla como se merecía y de hecho, por eso hablamos hoy aquí de ella.

Si hay tres aspectos a resaltar y que resultan fundamentales en esta novela, son sin duda su ambientación, sus personajes y su atmósfera. Estos tres elementos lo son todo.

Si tuviese que definir a la novela, diría que es un thriller costumbrista rural, donde el pueblo, sus calles y sus gentes forman un escenario opresivo, asfixiante, claustrofóbico, donde te sientes observado en todo momento y del que parece imposible salir. El lugar, ese villorrio navarro  cargado de mitos, leyendas y superstición, un microcosmos en sí mismo, donde la tradición y el aislamiento forjan la naturaleza de sus habitantes, quienes se encuentran atrapados por voluntad propia en su particular reclusión, incapaces de abrirse a la modernidad y un futuro que no entienden. Recelosos con todo lo que sea de fuera, viendo con suspicacia al forastero, sintiendo desconfianza por todo aquello que pueda significar un cambio en esa  rutina adquirida dentro de su comunidad, que sienten envenenada, pero  propia, manteniendo entre ellos unas relaciones malsanas, tóxicas, dañinas y cuasi endogámicas, siempre bajo la sombra de la superchería, los secretos y los rumores, que emponzoñan hasta el último rincón del pueblo. Todo el mundo se conoce. Todos tienen algo que ocultar. Todos callan en público, pero cuchichean y señalan con el dedo acusador. Cada cual en su casa y Dios en la de todos, pero pendientes unos de otros a cada paso que dan. Hipocresía, envidias, chismes malintencionados y falsa moral. Nadie está libre de pecado.

Y ahí llegamos a los personajes. Todos ellos, pero en especial las hermanas protagonistas (pese a ser tan distintas entre ellas dos, opuestas por completo), se nos descubren como seres atormentados, amargados, cargados de odio, rencor y envidia. Víctimas de sus propias limitaciones y miedos, atados a esa tierra donde no hay lugar para los sueños ni las esperanzas.  Boicoteando cualquier intento por escapar, por salir, por cambiar, regodeándose en su mezquindad, retozando en sus propias miserias. La felicidad no es alcanzar un logro. Es contemplar con una sonrisa cruel como fracasa el de enfrente.  Pobre de ti si te atreves a soñar, a imaginar una vida distinta…

Juana y Nines son dos personajes complejos, muy bien elaborados, con una profundidad inusitada. Su naturaleza se manifiesta de distinta forma, pero siempre mostrándonos lo peor de la condición humana, eclipsando cualquier otro rasgo, si es que hubo algo bueno alguna vez. No hay bondad. No hay luz. Solo oscuridad devorándolas por dentro, de una u otra forma.

Los secundarios siguen también en esa línea, en su mayoría. Sus motes, la mayoría de veces, nos indican de qué pie cojean. Sea fama ganada a pulso o solo fruto de los cuchicheos y habladurías, cargan con esa losa, que habla por ellos e impide que veamos nada más de su persona. No importa si tienen algo que decir, algo que demostrar. Su rol, su valía, sus defectos, ya han sido adjudicados por el resto de vecinos y en eso se quedan, sin posibilidad de demostrar lo contrario.

Belle Ombre, la casa familiar, con el retrato de Lavinia presidiendo ese hogar maldito, es un lugar aterrador. Quizá sea el escenario más inquietante, por su historia y por los secretos que se esconden entre sus paredes, pero el resto del pueblo , dentro de su aparente normalidad, de lo cotidiano que pueda parecer, no escapa al embrujo. También en él se respira ese aire enrarecido, esa atmósfera malsana, en parte quizás  por la herencia recibida tras su pasado (la influencia de Zugarramurdi es evidente y se menciona varias veces),  por el peso  de la tradición y la incapacidad de abrirse al mundo, pero en mayor medida, por la condición vil y mezquina de sus habitantes.

En definitiva, Como el bosque en la noche es una novela que ofrece mucho más de lo que parece a primera vista. No es solo una historia de misterio al uso.  Guarda mil secretos, es perversa en extremo, fatalista en su concepción y como colofón, constituye  un oscuro manual sobre la maldad humana, en todo su pérfido esplendor.

 

Como el bosque en la noche

Álvaro Bermejo

Editorial: Versátil

ISBN: 9788416580835

Páginas: 408 pág.

PVP: 19,90€

 

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La lluvia en la Mazmorra, de Juan Ramón Biedma

Buenas noches, mis queridos Lectores Ausentes.

Hoy venimos con La lluvia en la mazmorra, la última novela de  Juan Ramón Biedma, autor al que tuve el placer de descubrir con El imán y la brújula (Ediciones B) y que ya me llamó la atención con esa peculiar mezcla de género negro y novela histórica.

llelmDurante los tres últimos días del mandato del general Primo de Rivera, la disputa por controlar  un paquete de cartas destinadas a Alfonso XIII, redactadas por algunos de los prohombres más poderosos del país, obligan al escritor Enrique Jardiel Poncela, a una solitaria profesora, a una joven dramaturga y a un sereno de oscuro pasado a convertirse en detectives para realizar una indagación que los conducirá desde los ambientes teatrales y artísticos menos conocidos hasta algunos de los parajes más extravagantes del Madrid de los años treinta: apuestas clandestinas de riesgo extremo, teatros de autómatas, el tráfico de cadáveres con las facultades, asilos de actores, los llamados Cementerios Ambulantes o la vida oculta de la aristocracia más próxima a la monarquía; recorrido que desvelará un entramado trascendental para el futuro del país.

No he tenido todavía ocasión de echarle mano a su pastiche sherlockiano Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado, pero puedo dar fe de que con La lluvia en la mazmorra, Biedma sigue con ese mismo enfoque y buen hacer, repitiendo la fórmula de ambientar su obra en la España de principios del siglo XX y convertir las calles de ese Madrid de época en el escenario ideal para sus crímenes. Un Madrid vivo, real y tangible, que sonríe mientras acecha, descrito  al detalle, tanto en sus paisajes como en sus gentes. Una ciudad convulsa que intenta disimular su miedo ante un futuro nada halagüeño, donde los conflictos y la crispación política van marcando el que sería el trágico destino del país pocos años después.

Madrid es más que un lugar. Se convierte en manos del autor en un personaje más. Se nos desnuda por completo, dejándonos ver sus rincones más sombríos y perversos. Sus costuras, sus cicatrices y sus miserias. Sus secretos inconfesables  y  su cara más estrafalaria y aterradora.

Y hablando de personajes, hay que quitarse el sombrero con admiración cuando te encuentras con alguien con el carisma de Don Enrique Jardiel Poncela, convertido por simple casualidad en investigador, implicado en una suerte de conspiración en las que unas cartas dirigidas al propio rey Alfonso XIII podrían hacer caer a todo el país. Junto a un sereno llamado Hernán Ruíz y a Marcela Arellano, una joven dramaturga que intenta hacerse un hueco en el mundo del teatro tan en boga en esas fechas, el célebre autor y dramaturgo asume esta inesperada misión con su inevitable lucidez, ironía y refinado sentido del humor .  Su presencia brilla por derecho propio y pese a la atmósfera lúgubre y retorcida que es una constante en toda la obra,  que impregna con su afán de descubrirnos aquello que preferimos obviar e ignorar de tan maravillosa ciudad, Jardiel  supone una sutil pero imprescindible nota de luz y capacidad de sacarle punta a todo (con esa pátina de afilada mordacidad), aporta el necesario inconformismo,  apelando al sentido crítico del que siempre hizo gala el intelectual.

Justamente es impresionante el contaste tan brutal entre los distintos estratos que componen la ciudad y que al final, no están tan alejados entre si. Desde el circulo intelectual que rodea al artista hasta los marginados de los barrios pobres, desde el ciudadano de a pie hasta el aristócrata de noble abolengo, desde los monárquicos hasta  sus acérrimos opositores y como no, desde altas esferas de poder que esperan con avidez arrancarse los ojos entre las distintas facciones… Todos ellos son parte de un mismo ser vivo, que respira, palpita y se devora a si mismo y regurgita con infame satisfacción.

Oscuridad, fatalismo, ironía y humor absurdo, casi disparatado. Elementos dispares que Biedma maneja con acierto, según el momento, según lo que pretende hacernos sentir. Semblantes serios, fúnebres. Sonrisas cómplices. Ceño arrugado. Carcajadas.

llelm2Concebida como si una suerte de obra de teatro se tratase, tanto en la curiosa forma de narrar como en los propios diálogos, es señalada por el propio autor como una tragicomedia,  y es cierto que uno no puede evitar sentirse así, como si fuese espectador de una obra, sentado en su butaca dentro de la magnificencia de la sala, disfrutando de cada uno de sus elementos, invitado a apreciar no solo la obra representada, sino la propia naturaleza del propio teatro. Sus actores, sus  decorados, su tramoya y aún más relevante: aquello que ocurre tras las bambalinas. Biedma nos contagia de ese espíritu maravilloso, de esa esencia  y convierte todo Madrid en el escenario cuando se levanta el telón.

Poco más puedo añadir al respecto, salvo que en mi humilde opinión Biedma es uno de los autores más interesantes con los que me he encontrado en estos últimos años. Alguien con un estilo único y cuya forma de entender la literatura se ha convertido en un sello personal que garantiza al lector el disfrute asegurado.

 

La lluvia en la mazmorra

Juan Ramón  Biedma

Editorial: Versátil

ISBN: 978-84-16580-26-2

Páginas: 400 pág.

PVP: 21,00€

http://www.ed-versatil.com/web/tienda/la-lluvia-en-la-mazmorra/

 

 

Entrevista a Juan Ramón Biedma, autor de La lluvia en la mazmorra.

Buenas noches, mis queridos Lectores Ausentes.

Hoy recuperamos nuestra sección de entrevistas tras cierto periodo de ausencia y que mejor modo de hacerlo que invitando a uno de los mejores autores de novela negra de nuestro país: Juan Ramón Biedma.

Por si a estas alturas todavía hay quién no le conoce, ahí va un resumen muy revelador, tomado de la propia página del autor, de lo que este señor ha dado de sí en lo que es, sin duda, una de las más fructíferas trayectorias literarias que podemos encontrar en nuestro país.

jrb1«Juan Ramón Biedma nace en Sevilla, estudia Derecho, y se dedica durante años a la gestión de emergencias, actividad que ha compartido con la de locutor de radio, guionista y crítico cinematográfico, así como con la colaboración en diversas publicaciones y antologías –La lista negra, Libertad Condicionada y otros relatos, Guernika variaciones, La Biblia-El libro, Aquelarre…
El manuscrito de Dios (Ediciones B), Mención Especial del Jurado en el II Premio de Novela fallado por la Semana Negra de Gijón del 2004 y finalista del Memorial Silverio Cañada, supone su debut en el campo de la novela, iniciando una trayectoria que se vería continuada con El espejo del monstruo (Ediciones B) -lectura obligatoria en la facultad de medicina de México- y El imán y la brújula (Ediciones B), premios Hammett, NOVELPOL y Crucedecables a la mejor novela policiaca del 2007. Sus siguientes trabajos fueron El efecto Transilvania (Roca Editorial) y la novela gráfica Riven. La ciudad observatorio (Ediciones B). En junio del 2010 publica El humo en la botella (Salto de Página) nominada al premio Hammett y merecedora del Premio Especial de la Dirección de la Semana Negra 2010, premio NOVELPOL y considerada por la Gangsterera como la mejor novela del 2010. En febrero del 2011, aparece Antirresurrección (Ediciones Dolmen) Nominada al NOVELPOL 2012 y al premio CELSIUS a la mejor novela fantástica del año.
En septiembre del 2014 es galardonado con el Premio Valencia de Novela Negra convocado por la Diputación de Valencia por su obra Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado., editada por Lengua de Trapo en febrero de 2015.
Sus obras, continuamente reeditadas, citadas y seguidas por un numerosísimo grupo de lectores incondicionales, han sido traducidas hasta ahora al portugués, griego, alemán, ruso y turco…Juan Ramón Biedma nace en Sevilla, estudia Derecho, y se dedica durante años a la gestión de emergencias, actividad que ha compartido con la de locutor de radio, guionista y crítico cinematográfico, así como con la colaboración en diversas publicaciones y antologías –La lista negra, Libertad Condicionada y otros relatos, Guernika variaciones, La Biblia-El libro, Aquelarre…» 

Y ya sin más dilación, os dejo con la entrevista, que como siempre, sigue nuestro formato de mini test. Espero que la disfrutéis.

 

Entrevista a Juan Ramón Biedma

  • AI -¿Quién es en realidad Juan Ramón Biedma?

En cierta ocasión estaba tomando un café en una terraza de Gijón cuando se me acercó un sujeto que, muy amablemente, me dijo que le habían indicado que “Yo era Juan Ramón Biedma pero que aquello no podía ser, ya que había leído todas mis novelas y relatos y estaba seguro de que se encontraría a un borracho malencarado acompañado por una o dos prostitutas, buscando bronca con alguien del bar”.

Desde aquel día no sé qué responder a preguntas como la que acabas de formularme.

  • AI- ¿De donde viene tu afición a la literatura y el vicio de juntar letras?

El vicio siempre estuvo ahí, desde antes que yo pueda recordar, a veces latente y otras bloqueándolo todo, pero siempre desmontando lo que debería haber sido una vida mínimamente razonable.

  • AI-Tras Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado,  ¿qué fue lo que te empujó a escribir La lluvia en la mazmorra? Me resulta un cambio de registro bastante obvio y curioso, pese a seguir en la línea de novela negra…

Para explicar -explicarme- este cambio de tercio es necesario retroceder a El humo en la botella, una novela contemporánea, situada tan en el fondo de la trinchera, que me obligó a distanciarme en los tiempos y las voces de dos historias de época para recuperar oxígeno antes volver al humo de las barricadas.

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  • AI- ¿Tienes algún autor favorito? ¿Alguien a quien tengas como referente?

La lista de mis autores predilectos es interminable y, aunque en ocasiones me parezca conclusa, todavía sigo enriqueciéndola con algún nombre de vez en cuando.

En cambio, autores de referencia tengo bastante menos. Imposible no mencionar en estos días a Enrique Jardiel Poncela, protagonista total de La lluvia en la Mazmorra, mi última novela, uno de los pocos autores dotados de un talento incomparable y sobresaliente capaz de renovar la historia de la literatura.

  • AI- ¿Qué hace Juan Ramón Biedma cuando no escribe?

Planifico toda clase de perversiones y formas de perjudicar a mis semejantes; sólo cuando empieza a resultarme casi imposible la tentación de llevar a cabo mis planes los pongo por escrito.

  • AI- ¿Cómo fueron tus inicios en el mundillo literario? Cuéntanos tus primeros pasos y cómo fue la experiencia.

Aunque durante muchos años me he dedicado a otras actividades, nunca he dejado de escribir en diversos medios con desigual continuidad, pero mi inserción en la industria editorial se produjo a raíz de un concurso organizado por la Semana Negra. De ahí mi vinculación, afianzada año tras año, con el festival.

  • AI- ¿En qué andas metido  ahora? ¿Nos puedes decir cuáles son tus proyectos en este momento?

Trabajo en una intriga editorial con un trasfondo metaliterario que no es más que una excusa para poner de manifiesto los problemas de identidad de la generación que va de los treinta a los cincuenta.

  • AI-Cuéntanos que es lo que te define como autor…

Todos me dicen que mi prosa, mis personajes, sus peripecias y los pasajes donde transcurren son muy reconocibles, sin embargo cada uno lo explica de una manera distinta y yo procuro no pensar mucho en ello, no sea que descubra mi propia fórmula y empiece a sentir deseos de plagiarme a mí mismo.

  • AI- ¿Cuál es tu opinión referente al panorama actual de la literatura en nuestro país? ¿Piensas que tanto las editoriales como el público están dándole por fin la importancia que se merece a los autores patrios, o por el contrario, siguen siendo un tanto marginados en favor de autores extranjeros?

No creo que a estas alturas sea ya la nacionalidad del autor el problema que tiene la comunidad lectora en el momento de afilar sus criterios -no siempre tan exigentes como debería-, y es una pena porque generaciones anteriores de colegas han podido escudarse ahí para justificar sus fracasos.

  • AI- Si Juan Ramón Biedma no se dedicase a escribir, ¿en que se mantendría ocupado?

Pues arrastraría mis días desdichadamente por el mundo dedicado a ocupaciones tan miserables como ganar dinero, disfrutar del tiempo libre, ser feliz y otras horrendas actividades de esa naturaleza.

  • AI- A Juan Ramón Biedma le asusta…

El personal médico y los lugares donde puede encontrárseles; he trabajado veinte años con ellos, sé de lo que hablo.

  • AI- A Juan Ramón Biedma le gusta…

Es posible que hubiera un tiempo en el que reservaba un tiempo para actividades rigurosamente extraliterarias y que disfrutaba con ellas pero a estas alturas no recuerdo ni de qué actividades se trataba ni de si ese tiempo existió realmente.

  • AI- ¿Cómo definirías tu forma de trabajar y que criterios sigues a la hora de afrontar un nuevo proyecto?

Supongo que para introducirme en una nueva historia debo tener la delirante idea de que nadie en el mundo la ha abordado antes, al menos con el mismo tratamiento al que yo voy a someterla.

Y creo que esa misma exigencia determina mi forma de trabajar, sustentada en un mecanismo de elección y descarte continuo.

  • AI- Por último: Cuéntanos cuál es el último libro que has leído, la última peli que has visto y el último tema musical que has escuchado.

jrb4El libro es ¿Por qué no se suicida usted? Los escritos de juventud del irrepetible Enrique Jardiel Poncela que, como ya he dicho, protagonista de mis novela La lluvia en la mazmorra, editados por su nieto, el gran escritor Enrique Gallud Jardiel.

La película, Los odiosos ocho, estupendo ejemplo de la altura que es capaz de alcanzar un creador cuando se sumerge de lleno en su mundo sin tener en cuenta injerencias externas.

Una canción, pues cualquiera del último disco de Bowie: compromiso con la propia obra llevado a sus consecuencias finales.

AI-  Pues eso es todo, Juan Ramón.  Muchísimas gracias por  tu tiempo. Ha sido un verdadero placer charlar contigo.

Toda la información sobre el autor y su obra, podréis encontrarla AQUÍ

 

 

El Sueño del Depredador, de Óscar Bribián

Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.

 esdd1Hoy venimos con El Sueño del Depredador, el nuevo trabajo de Óscar Bribián, recientemente publicado por Ediciones Versátil. Una novela negra y criminal en la que el autor se permite coquetear con el fantástico, aunque sea de manera muy sutil y acertada, dotando a su obra de un toque que hará las delicias del lector.

¿Qué tienen en común los poemas de Baudelarie, Silvia Plath o Leonard Cohen con los ahorcamientos para alcanzar el clímax durante la asfixia autoerótica? En un control rutinario en la carretera de entrada a Zaragoza, la Policía detiene un vehículo sospechoso. En su interior encuentran varios cerdos muertos y diversos instrumentos para desollarlos, algo extraño, pero no especialmente preocupante… si no fuera porque en la boca de uno de los animales aparece un dedo humano. Laura Beltrán, la nueva subinspectora de la Brigada Provincial de Homicidios, y su superior, Santiago Herrera, un veterano inspector, se verán envueltos en un abanico de asesinatos que combinan el sadismo y los enigmas de la psicopatía con las inquietudes propias del comportamiento humano.

El género negro y la obra de Lovecraft siempre han hecho buenas migas y aunque en esta ocasión el elemento fantástico aparezca de manera contenida, sin mostrarse abiertamente como causa y efecto, sí que dota a la historia de un sabor muy especial, llevando al lector a preguntarse hasta qué punto lo que sucede es “real” o solo fruto de la desquiciada mente de los personajes. Una apuesta muy acertada por parte de Óscar, ya que le permite jugar con nosotros y llevar un thriller policiaco por lides poco transitadas y que personalmente, a mí me ha encantado.

Conoceremos a Santiago Herrera, inspector de policía veterano de la Brigada Provincial de Homicidios de Zaragoza. Un tipo bastante quemado, cansado de tragar mierda, harto de pelear cada día con la misma escoria, pero mal le pese, casado con su trabajo. También a Laura Beltrán,  la nueva integrante de la Brigada, recién llegada a su nuevo destino. Una mujer fuerte, decidida y con carácter, que huye de un pasado que se intuye oscuro y que se descubre como alguien centra todas sus energías en su trabajo y su hijo, en un intento de dejar atrás sus propios fantasmas.

La pareja de investigadores  se  verán implicados en un caso excepcional. La caza del  primer asesino en serie de la ciudad.  Un caso que empieza con la detención de dos rumanos en un rutinario control de carretera, al encontrar en su maletero a dos cerdos muertos y un dedo humano en la boca de uno de los animales. Algo tan extraño, tan absurdo, abrirá la caja de Pandora y pondrá en jaque a las fuerzas de seguridad, al ir tirando de un hilo que les conducirá hasta un horror como no han contemplado jamás.

Me ha convencido el tratamiento que hace de los personajes. Los policías son tipos normales, se equivocan, tienen cientos de defectos y solo intentan hacer su trabajo, con todo lo que implica eso en todos los sentidos. Gente común lidiando a diario con lo peor de nuestra sociedad,  que no están por encima del bien y del mal, que pecan, yerran y se comportan como cualquier hijo de vecina, a veces superados por la vida. Y el resto de personajes, merecen mención aparte. El serial killer no destaca en nada salvo por sus crímenes. No es un supervillano, solo alguien con una mente corrompida y enfermiza, depravada y sin remordimientos,  un depredador consumado  que se esconde a la vista, que permanece agazapado hasta el momento de lanzarse sobre su víctima, ocultándose bajo una máscara que le permite seguir en el anonimato. Alguien que en apariencia, no se diferencia de cualquier amigo, conocido o compañero de trabajo. Y eso es lo realmente aterrador. El hecho de que el monstruo se esconda tras una apariencia tan normal, tan cotidiana, tan vulgar…  En cuanto a Ismael, el niño, solo puedo decir una cosa: He sentido auténticos escalofríos. Da un mal rollo difícil de explicar. Resulta inquietante ir sabiendo de él, de lo que guarda bajo esa mirada ausente, tras esa aparente indiferencia….

El estilo de Bribián es directo, cercano y sin florituras innecesarias. Lo suyo es ir al grano, siempre certero, sabiendo en cada momento que tono adoptar. Su conocimiento de los entresijos policiales y la forma de trabajar de los efectivos es un valor añadido, ya que otorga un realismo poco habitual. Su modo de narrar logra darle un ritmo ágil y fluido a la historia, sin descuidar en ningún momento las formas. Logra crear una atmósfera oscura, perversa, que irá aumentando en intensidad a medida que se nos develen los detalles de la historia y vayamos adentrándonos en la oscuridad que habita dentro de algunos de los personajes. Una oscuridad que tiene nombre, que disimula su existencia confundiéndose con los miedos, debilidades y secretos de aquellos que conviven con ella. ¿Maldad humana o algo más?

Óscar Bribián no se corta ni un pelo en mostrar las más absolutas atrocidades. Sexo, muerte, depravación, carne y filias. Todo ello sin caer en la ordinariez, sin pecar de excesivo ni perder las formas. Nos muestra lo que hay, sin ocultarlo, pero sin adornarlo ni recrearse en ello. La violencia está implícita, lo brutal, lo dañino y sus consecuencias, pero en la medida necesaria para que la historia pueda ser contada. Cruda en algunos momentos, no pierde los papeles ni se adentra en terreno pantanoso.  Como todo buen thriller, deja mucho margen para que sea el lector quien asimile las distintas formas que puede adoptar el Mal y sus implicaciones. Juega a generarnos esa inquietud, esa angustia, ese malestar, ante la certeza de que no es necesario recurrir a entidades imaginarias cuando el propio ser humano puede llegar a  ser el peor de los monstruos.

ob1Partiendo de esas premisas, Óscar logra construir una magnífica historia, un thriller en toda regla que de manera irremediable, nos llevará a recordar cosas como Seven, El Silencio de los Corderos o incluso la  tristemente denostada Resurrección, utilizando las mismas herramientas que hicieron de estas películas los mayores exponentes del género en el cine, pero aportando ese detalle fantástico que supone la diferencia y que en mi opinión, hace de esta lectura una propuesta tan interesante. Utilizando dos tramas en apariencia independientes —la de Ismael y la de la investigación propiamente dicha—, estas terminan por entrelazarse hasta conectar a la perfección. La caza del asesino, de esa alimaña, pone al descubierto algo todavía peor. Cada una de ellas cuenta con su propio peso, con su carga de horror bien diferenciada… Bien desarrolladas,  encajando cada una de las piezas y sin dejar cabos sueltos, el autor decide añadir ese  elemento fantástico del que hablábamos antes y lo convierte en una de las virtudes de la obra,  haciendo que germine la duda en el lector. Y eso, amigos, me ha parecido brillante.

He disfrutado muchísimo con esta novela. Se me ha hecho corta y es que en apariencia, parece imposible que en sus doscientas treinta y cuatro páginas haya lugar para tanto. Pero no os dejéis engañar. Novela negra de la buena. Estamos ante un thriller de alto nivel, de calidad y además, en él percibimos la presencia intangible de esa entidad malévola e inmortal, que se cierne sobre nosotros. No la vemos, pero la intuimos y su influjo está presente, acechándonos, durante toda la lectura. ¿Se puede pedir más?

 

El Sueño del Depredador

Óscar Bribián

Editorial: Ed. Versátil  (Off Versátil)

ISBN: 9788494225703

Páginas: 240 pág.

PVP: 16€

 

 

Un mundo peor, de Claudio Cerdán

Buenos días, mis queridos Lectores Ausentes.

unmundopeor1Hoy venimos con el último trabajo de Claudio Cerdán, quien vuelve de nuevo a la carga con una obra muy potente en todos los sentidos. «Un mundo Peor»  es una novela negra atípica, bastante alejada de lo que fuera Cien Años de Perdón, pese a ubicarse en el mismo escenario que sus anteriores obras y permanecer fiel al estilo del autor. En esta ocasión, Cerdán opta por un enfoque mucho más dramático e intimista,  con la pérdida de un hijo como causa y efecto, logrando calar hondo en  el lector y transmitiéndole todo ese dolor, esa pérdida y la culpa que son, en cierto modo, el leit motive de la historia.

Roberto Cusac, expolicia reciclado a detective, alcoholizado y solitario, vive obsesionado por un caso que destrozó su carrera, su matrimonio y su alma: la desparición de su hijo de 6 años, Jaime, al que nunca encontró. Ha repasado mil veces las pistas y siempre le llevan a ninguna parte. Cuando le encargan que busque a una  chica desaparecida, sus heridas parecen reabrirse, pero un halo de esperanza y la sensación difusa de que el destino le brinda una segunda oportunidad avivan de nuevo su instinto para jugar una última partida a doble o nada…Con ese lenguaje directo que acaricia la soledad de sus protagonistas y desnuda sus almas, Claudio Cerdán nos ofrece una historia reflexiva sobre el abandono y la pérdida, una novela policiaca que ahonda sin miedo en el dolor y la imposibilidad del olvido.

El verdadero mérito de la obra no está en el caso que se investiga  y en la forma en que se avanza en la investigación –pese a que está muy bien llevada y mantiene el interés-, sino más bien en cómo el autor es capaz  de ponernos en la piel de su protagonista y permitirnos sentir su sufrimiento, un losa que le lastra en todos los sentidos y que hace de él un muñeco roto sin esperanzas, vencido y castigado por el dolor. Un dolor sordo, punzante, que no va a desaparecer jamás. Roberto, el protagonista, medita sobre lo ocurrido, sobre lo que supone en tener que vivir con algo así y nos lapida con una serie de reflexiones que nos ponen los pelos de punta. La incapacidad para entender cómo ha podido suceder, el tener que asumir que nunca volverás a ver a tu hijo, el sentimiento de culpa, la impotencia de no poder hacer nada y lo peor de todo, la incertidumbre. No saber si tu hijo sigue vivo, si fue vendido, si murió a manos de algún hijo de puta, si fue víctima de un pedófilo o si terminó formando parte de otra familia que le dio una nueva vida. Esa incertidumbre, ese desconocimiento, es lo peor. Si hubiese muerto, si hubiera un cadáver que enterrar y llorar, podrían pasar página, por cruel que pueda parecer tal afirmación. Pero cuando no hay certezas, cuando no sabes que ocurrió, la herida permanece abierta y no hay modo de dejar que cicatrice. Uno no deja de hurgar en ella, de rascar, de hacer sangre, preguntándose una y otra vez  que ocurrió y si podría haberlo evitado de algún modo.

La novela está narrada en primera persona, lo que acentúa todavía más esas sensaciones y el sentirnos ligados, inmersos, en el dolor y los sentimientos del protagonista.  Hay momentos en los que como padre, he sentido un nudo en el estómago y la angustia me ha vencido, al pensar en lo que sería de mí si fuesen mis propios hijos los que desaparecieran.  No quiero ni imaginarme que se siente ante algo así. Es demasiado duro y cruel.

Frases lapidarias, que no admiten discusión y que reflejan sin medias tintas la amargura en la que Roberto vive a diario. Afiladas y certeras como una cuchilla de afeitar, dolorosas como un lazo de alambre espinoso. Las sentencias, pues no hay otro modo de describir las reflexiones que hace el protagonista, son tan tremendas, tan contundentes, que consiguen quebrarte y no hay  vendajes ni tiritas que puedan reparar todo el daño infringido.

Como viene siendo habitual, Alicante vuelve a ser el lugar donde ocurren los hechos y donde nos reencontraremos con viejos conocidos. Mierda de Perro o Pilar Hurtado son solo algunos de ellos. Claudio juega muy bien esa baza de intercomunicar sus obras, enlazando personajes y emplazamientos, lo que otorga a sus novelas una credibilidad aún mayor y haciendo que su particular versión de la ciudad  sea cada vez más compleja y detallada.

claudiocerdan00Mucho más profunda y personal que sus anteriores trabajos, dejando a un lado ese tono canalla y vividor que suele ser común en el resto de su obra, Un mundo peor es una novela intensa, con un ritmo pausado, sin prisas pero  que se ajusta a lo que sucede según lo requiera la situación. Claudio le ha tomado el pulso y de forma reposada, creando atmósfera y controlando con inteligencia el flujo de información, hace que nos empapemos de las sensaciones, de las emociones, del aura que impregna al protagonista mientras avanzamos en el caso que investiga. Nos zarandea, nos empuja, nos golpea hasta ablandarnos mientras va tensando la cuerda para llevarnos a un desenlace tan inesperado, tan imprevisible, que no sabes si es una genialidad en sí mismo o  una salida de emergencia en un avión en pleno vuelo, planteándote de nuevo un debate interior que puede dar mucho de sí. No quiero decir nada más por no destripar, pero me ha dejado bastante flasheado  y preguntándome si en realidad somos así, si se puede dejar el pasado atrás y hacer borrón y cuenta nueva, como si resultase tan sencillo….

Personalmente, la novela me ha parecido brillante, redonda y sobre todo, emocional. No permite que el lector de nada por hecho, sorprende por su fuerza, su facilidad para transmitir y sorprender, rica en matices y pequeños detalles, giros de guion que juegan con el lector y una historia de fondo que en general, eclipsa el resto de la trama con toda la premeditación por parte del autor.

Resumiendo: ¡Es una gozada! Dura, cruda, con un tema de fondo que a mí me ha llegado a poner de mala ostia y angustiado (la desaparición de un hijo, de la edad del mío), que  sirve de premisa para una historia a medio camino entre la novela negra y el drama. Es cojonuda y no se anda con tonterías. Me ha encantado.

 

Un mundo peor.

Claudio Cerdán

Editorial: Versátil

ISBN: 9788494120527

Páginas: 252

Precio: 16,90€

 

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