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TEORÍA DE CUERDAS. VVAA. (La Pastilla Roja Ediciones)

Por R. G. Wittener.

Antes que nada, quiero decir que ésta antología me parece un experimento literario muy interesante. Por encima de todo, porque la premisa básica que le ha dado forma al libro no resultaba nada fácil, y aún así consiguió reunir una cantidad respetable de relatos. Un resultado al que han debido colaborar, y mucho, la capacidad de cada autor para exprimir sus filias particulares en el género del terror.

Teoría de cuerdas comienza con un relato del antologista, Daniel Gutiérrez, en el que se nos presentan a cinco personajes: Gabriel, un muchacho preadolescente; Darío, su padre, que ejerce de policía; Lucía, su madre; y dos seres de pesadilla, que se pueden definir como «el gordo» y «el flaco», que invaden el relato para meternos de cabeza en el terror e incomodarnos el estómago, al mismo tiempo que nos obligan a hacernos muchas preguntas (¿qué quieren?, ¿por qué han ido allí?, ¿qué interés tienen en la familia de Gabriel?, ¿qué clase de secretos conocen sobre Gabriel?) mientras van elevando la tensión, hasta un abrupto clímax de final abierto. Y a partir de aquí comienza el experimento literario.

¿Cuál es la premisa de ese experimento? Coger a los cinco personajes, la última frase del relato, y armar una historia a partir de lo narrado por Daniel Gutiérrez. Un juego de «cadáver exquisito» cuyo mayor escollo, o así me lo parece, habrá sido conseguir que las tramas finales de los relatos resultasen originales. Todo lo cual, al menos en parte, se puede decir que han cumplido Alberto M. Caliani, Emilio J. Bernal, Athman M. Charles, Néstor Allende, Santiago Sánchez Perez, Marta Junquera, Daniel Meralho, Leticia A. Lorenzo, Carolina Marquez Rojas, David Rozas Genzor, Carlos J. Lluch, y Tony Jimenez.

El problema (y es un problema de índole personal, lo reconozco, y por tanto muy subjetivo), es que tanto el relato inicial como buena parte de los que componen la primera mitad de la antología se mueven con fruicción (y decir fruicción puede ser quedarse corto) en el terror «sucio«: vísceras, sangre, y otras clases de fluídos corporales surcan sus páginas; las riegan, en estallidos parabólicos que no dejan hueco sin cubrir. Y a ello le acompaña una violencia que raya en el sadismo, con un vocabulario barriobajero a juego. De forma que, aún desarrollando tramas diferentes, a un lector como yo (insisto) le parezca estar asistiendo a variaciones de un mismo tema. Algo que quizás podría haberse atenuado repartiendo esos relatos tan «similares» por la antología, para evitar que se concentrasen. Como ya se puede imaginar, esta opinión es producto de no ser un gran fan de ésta modalidad del terror, y supongo que para otros no resultará ningún problema disfrutarlo.

A pesar de estos remilgos, que espero los autores sepan perdonarme, no voy a decir que la antología no me haya gustado. Que nadie piense tal cosa. Pero quizá por esa «saturación» de gore, la mayoría de mis relatos favoritos son precisamente los que no han incidido tanto en ese recurso.

«Do«, de Néstor Allende «Sgrum». Quizás porque es el que más destaca respecto a ese tono «vísceral» de la antología, desviándose hacia una historia para adultos pero sin regodearse en lo sangriento. Su trama se centra en un tema clásico del género sobrenatural, como es el del Apocalípsis bíblico, con un discurso que podría hacernos pensar en una versión de Neil Gaiman. A lo largo de la historia Gabriel descubre que tiene un papel muy relevante en el fin de los tiempos, y disfrutamos de algunas peleas entre ángeles y demonios mientras el autor va manejando de forma muy creativa la mitología hebrea, así como los diccionarios infernales, para estructurar un universo celestial bastante interesante.

«Toc, Toc«, de Tony Jimenez. Derivando hacia un terror más clásico y psicológico, Tony Jimenez nos plantea una historia en la que la casa de los protagonistas es el centro de actividad de objetos malditos y presencias malignas (los «tockers»), más sentidas que vistas, con las que logra mantenerte interesado en su relato página a página hasta el trágico final para Gabriel y su familia. El único pero que le pongo son ciertos monólogos internos de Gabriel, que me hubiese gustado ver resueltos de otra manera.

«Semillas de demonio» de David Rozas Genzor. En este relato, el autor teje una historia de maldiciones y tratos con sectas infernales, en las que el joven Gabriel se ve obligado a descubrir su infausto pasado y la oscura maldad que le aguarda en el futuro, por medio de una narración que recordará al lector las tramas de La Profecía. No se puede decir que su final sea imprevisible, pero a quienes estén familiarizados con estas historias seguro que se les pasará por la cabeza a medida que lo estén leyendo.

«Buscando una salida«, de Daniel Meralho. El último de mis favoritos es el único que sigue esa dinámica de gore y terror «sucio» que he comentado al principio. Sin embargo, Daniel Meralho lo ha desarrollado dentro de una dinámica de «atrapado en el tiempo» infernal, que te sujeta por las tripas y te obliga a seguir leyendo mientras sientes más y más lástima por el protagonista; hipnotizándote con esa brutalidad y crueldad.

Para hacer honor al título del libro, y completar este viaje por el multiverso, Daniel Gutiérrez cierra la antología con otro relato que se nutre de todo lo que hemos vislumbrado en esos universos paralelos y nos deja en la última página preguntándonos cuál de todos los destinos que hemos presenciado es peor. En definiva, una obra curiosa cuyo público principal son los amantes más acérrimos del género del terror.

 

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Mitos de Fuenlabrada, VVAA (Kelonia Editorial)

Buenas noches, mis queridos Lectores Ausentes.

mdfpHoy venimos con Mitos de Fuenlabrada, una antología dedicada al legado del maestro Lovecraft, publicada por los amigos de Kelonia Editorial con motivo del pasado Festival de Fantasía de Fuenlabrada,  y que reúne en sus páginas a un buen puñado de escritores que  se encargaran de darnos su propia versión de toda la mitología creada por el maestro de Providence, con la curiosidad de que todas las historias se desarrollan en la propia Fuenlabrada. Trece relatos en los que veremos cómo sus respectivos autores  toman ese legado maldito y lo adaptan según su propia visión, estilo y su particular concepto del mismo, con este enclave madrileño de fondo como peculiar escenario, algo que desde luego no parece tarea fácil. Pero lo cierto es que nuestros amigos juntaletras no solo logran superar el reto, sino que en general, el resultado es una obra muy interesante, original y de calidad, con algunas historias realmente buenas, que  de manera independiente  ya hacen que el libro valga la pena y aunque haya algún relato más flojo o con un nivel algo más bajo que el resto,  cosa inevitable en cualquier antología, mi opinión respecto a la obra es muy positiva.

Cabe destacar también la excelente labor de los ilustradores que participan en el recopilatorio, cuyos trabajos son una auténtica delicia. Pablo Uría Diez (brutales tanto la portada como ese mapa alucinante), Espi, Hugo Salais, Pablo Ramos Álvarez, Boris Ramírez Barba, Fran Galán, Jorge Romero Ariño y Jorge Hidalgo de la Torre se lo han currado muchísimo para la ocasión.

Como suele ser habitual, os dejo con un breve repaso a los relatos:

 -Por la mano del hombre, de Juan Miguel G. S. Sánchez: Relato que abre la antología y que se convierte en uno de mis favoritos. Ágil, fluido, logra convencer con ese pedazo homenaje que se casca. Muy, muy bueno.

-El eremita, de Marc Sabaté Clos: Un relato curioso, que nos hace viajar atrás en el tiempo y nos embarca en una historia donde la aventura supedita al terror, pero sin que ello suponga en realidad una pega. Destaca el estilo narrativo del autor y su puesta en escena.

-El ojo ciego, de Pedro Aibar Crisóstomo: Un relato sencillo, pero bien elaborado, donde las estrellas del firmamento advierten de la llegada de un Mal que asolará a la humanidad y del regocijo de sus fieles adoradores.

-Dionisio, de Josué Ramos: Uno de los relatos más fieles de toda la antología. Me ha resultado fascinante la elección del autor de  utilizar el recurso de la música como pieza central de su historia, como causa y efecto, razón y desencadenante.  Solo por eso y por la forma en que fluye la historia, resulta un relato de lo más destacado.

-Los bailarines del crepúsculo, de Leandro A. Kreitz: Y de nuevo, la música como protagonista, en esta ocasión como llave para invocar a una entidad que yace sumida en un sueño. El uso del   flashback como recurso narrativo resulta muy adecuado para la historia que nos quiere contar. Eso,  junto a la sonrisa cómplice que de forma inevitable aflorará en el rostro del lector, lo hacen más que recomendable.

-Bookcrossing, de Aitor Solar: Bien escrito y con un estilo al que no le puede reprochar nada,  adolece de pretender hacer pasar por original algo visto mil veces antes. Eso no es malo de por sí, pero cuando uno utiliza una trama tan trillada, está en cierto modo obligado a aportar algo nuevo, algún detalle o cualidad que la distinga de sus homólogos. Aun así, hay que reconocerle el mérito de una narrativa casi perfecta y un trabajo limpio y bien realizado.

-La herencia Aretxaga, de MA Astrid: Un relato que evita complicarse sin necesidad, de planteamiento sencillo y ejecutado de forma brillante. Una historia cuya última finalidad, y que en realidad todo relato debería tener presente,  es entretener al lector.

-El bibliófilo, de Alejandro Morales Mariaca: Lex sigue en esa línea suya característica, recurriendo a su estilo y a esos detalles que tanto nos gustan,  pero en esta ocasión, el resultado final se ve levemente afectado por un desenlace un tanto  precipitado. No sé si es debido a la limitación obligada en cuanto a extensión, pero da la impresión de que ha recortado algo o no lo ha desarrollado en su totalidad.

-El reflejo, de Pepe Gallego: En mi opinión, el relato más flojo de la antología.  El autor peca de dar demasiadas vueltas, de meter paja innecesaria y enredarse de forma absurda, siempre según mi punto de vista, en una historia en lo que lo que predomina es la confusión. Está bien escrito, pero no encuentro una razón que justifique que el lector se pierda dando tumbos para acabar con un desenlace tantas veces visto.

-La bestia sobre el capitel, de Diego Freire Cameselle: Un arranque excelente para un relato que aunque se mantiene a flote, pierde fuelle a medida que avanza. Aun así, creo que el autor tiene mucho que decir y hay que seguirle la pista.

-La calamidad, de Miguel Huertas: Para mí, de lo mejorcito de la antología. Mezcla de género negro con los mitos, cual partida de Chtulhu salvando las distancias, claro está. Detective en una investigación que le lleva a descubrir el horror. ¿Hay algo más que añadir?

-La herencia de Dahut, Armando Valdemar: Otra pequeña joyita, disfrazada de algo simple y sin complicaciones, pero que destila calidad y saber hacer por todos sus poros. Lo mejor, la atmósfera lograda.

-El millar de retoños, Carlos J. Lluch: ¿Que puedo decir de Carlos? No sé si puedo ser imparcial con este relato, debido a mi debilidad por el autor. Lo que sí es indiscutible, es que este tío sabe escribir y que ese crossover que se saca de la manga, con su peculiar tributo a Hellblazer y a Lovecraft, es la leche y una forma cojonuda de cerrar la antología.

 En resumidas cuentas, he disfrutado mucho con su lectura y creo que estamos ante una de las mejores antologías homenaje a la obra de Lovecraft y sus maravillosas y oscuras visiones.

 

Mitos de Fuenlabrada

VVAA

Editorial: Kelonia

ISBN: 978-84-942964-6-8

Páginas: 206 pág. (con 8 ilustraciones a color)

PVP: 13,95€

http://www.kelonia-editorial.com/Tienda/index.php?id_product=100&controller=product

 

 

Ciudad humana, de Carlos J. Lluch

Una reseña de Francisco José Arcos Serrano.

Año 2040. Han pasado 25 años desde la aparición del primer brote zombi y casi 20 desde que el mundo quedó arrasado. En Cartagena, al sureste de España, han conseguido aislarse de los muertos vivientes y se ha instaurado una sociedad lo más parecida posible a la antigua civilización. Gonzalo Gutiérrez, hijo del hombre que hizo posible la supervivencia de la ciudad, se prepara para ser elegido oficialmente como presidente.

chPero la paz no dura mucho. Asesinatos, atentados y el regreso de una de las peores lacras del mundo pretérito lo llevarán al límite, viéndose obligado a traspasar fronteras que jamás hubiera imaginado. ¿Estará dispuesto a sacrificarlo todo por la supervivencia de la ciudad?

Parece que los aficionados al género Z estamos de enhorabuena por poder seguir deleitándonos de intensas historias ambientadas en ciudades infectadas por la plaga zombie y, sin lugar a dudas, Ciudad humana  es altamente disfrutable.

A Carlos J. Lluch se le nota muy cómodo durante toda la narración, manejando a la multitud de personajes de forma maestra, en la que no faltarán las tramas y subtramas con sus continuas sorpresas que ayudan a que no sueltes el libro una vez abierto.

Una de las características más importantes de este tipo de literatura son la creación de unos personajes muy creíbles y humanos….y Gonzalo, Alejandro y Nacho, su trío de personajes principales, lo son, y con creces, ya que sentimos lo que ellos sienten cuando actúan, lloran o los hieren, formando un vínculo entre lector-narrador muy intenso y que perdura incluso mucho tiempo después de haber cerrado el libro.

ch2Otra de las grandes bazas con las que juega Ciudad humana es su ritmo endiablado; desde que comienza la historia hasta que acaba, ocurren infinidad de sucesos, todos de vital importancia para la propia seguridad de este grupo de supervivientes y en los que no faltan asesinatos en serie, conspiraciones políticas, acción…….y zombies, claro.

La narración también está salpicada en ocasiones por un humor negro muy especial, por lo que no hay más que fijarse en algunos secundarios, como son los Freak Brothers (los cuales viven en una tienda de cómics) o algunos diálogos donde el autor vierte parte de sus intereses como buen lector de comics y films antológicos de los cuales todos hemos mamado.

Su autor es también un enamorado de su ciudad, Cartagena, en la que nos sentiremos como uno más al ser parte de esta población que lo único que ansía es vivir con los menores problemas posibles.

En definitiva, estamos ante una primera novela muy bien escrita, donde la tensión y los acontecimientos están muy bien conducidos hasta un clímax final un tanto pesimista y negro, pero que podría continuar perfectamente en un nuevo libro….no sé lo que pensará Carlos Lluch al respecto.

No os la perdáis.

 

Título: Ciudad Humana

Autor: Carlos J. Lluch

Editorial: Círculo rojo

Páginas: 422

ISBN: 978-84-9030-398-6

Formato: Edición rústica con solapas

Tamaño: 15 x 21 cm

Precio: 12 €