Entre la ciudad de Nantes y Saint-Nazaire, en la costa francesa orientada al Atlántico, se halla el estuario del río Loira, una amplia zona natural convertida en exposición de arte permanente que sorprenderá al viajero. Y de entre todas las obras expuestas, la que resulta más espectacular, por su increíble tamaño y por sus particularidades a la hora de disfrutar de ella, es sin duda la Serpent d’Ocean, el esqueleto una serpiente de 130 metros de largo, construido por completo de aluminio, que emerge del océano según sube o baja la marea. Esa forma cambiante de la escultura, según las condiciones de la mar o como incide la luz solar, dependiendo de la hora, en su reflejo sobre las planchas de metal, le otorgan una falsa sensación de realismo, de vida propia al esqueleto, de auténtico movimiento, que sorprende y estremece.

Su creador, el artista chino Huang Yong Ping, era un reconocido representante del movimiento avant-garde en su país de origen durante la década de los 80, pero fue justamente esa tendencia a ir por delante, desafiando las tendencias y el orden establecido con sus formas de activismo cultural, lo que le llevó a ser censurado por las autoridades chinas y a tomar la decisión de mudarse a Francia en 1989.

La Serpent d’Ocean no es el primer esqueleto de ofidio gigante de Yong Ping. El artista fue invitado en 2016 a participar en la macro exposición Monumenta, en el Grand Palais de París, donde expuso su obra Empires, que incluía una serpiente todavía más grande, una colosal escultura de 240 metros ,que se enroscaba rodeando 305 contenedores marítimos, en lo que se entiende como una mirada crítica al comercio mundial y la globalización. Pese a lo imponente de su tamaño, sin duda queda eclipsada por su sucesora, que si bien es algo más pequeña, hace de su maravillosa ubicación y la forma en la que se integra con el paisaje, en como interactúa y se percibe en medio de la naturaleza, algo imposible de superar.
