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Quien mate al dragón, de Leif GW Persson

Buenas tardes, mis queridos Lectores Ausentes.

GR49065.jpgVenimos hoy con las nuevas aventuras de uno de los personajes más deleznables, caraduras, ególatras, xenófobos, machistas y vagos que nos hemos tirado a la cara. Si, amigos,  Bäckstrom, ese peculiar comisario que conocimos en Linda, como en el asesinato de Linda y que resulto ser todo un elemento de cuidado, vuelve a la carga en un nuevo caso. Como una suerte de Torrente sueco, compartiendo con su homólogo español estatura, volumen abdominal y la ausencia de cualquier atisbo de ética, moral y buenas maneras, Bäckstrom regresa a la acción ante un nuevo caso en el que de nuevo, podremos ser testigos de primera mano de los entresijos del sistema policial y judicial sueco, las técnicas utilizadas por los cuerpos de seguridad del estado para esclarecer el caso y la profesionalidad (o negligencia) con las que se afronta la resolución de un crimen.

Quien mate al dragón difiere con su antecesora en cuanto a extensión y desarrollo. No entra con tanta profundidad en los aspectos técnicos ni burocráticos, centrándose en la propia investigación y sobretodo, en los personajes. Si en la anterior novela estábamos ante una obra coral, en este caso podemos decir que repetimos ese planteamiento, pero dándole mayor relevancia a nuestro comisario, convirtiéndolo en la estrella indiscutible de la historia y dejando al resto de personajes casi como meras comparsas, necesarias, bien tratadas, con su peso en la trama y con sus propios momentos de gloria,  pero en  general, situadas en un segundo plano. Lo mejor, en mi opinión, lo frio y perverso que resulta Frank Motoele y la curiosa relación de Bäckstrom y Nadja, la ex agente rusa.

Pese a que Quien mate al dragón es una historia independiente, resulta muy aconsejable haber leído el anterior título, ya que de esta forma el lector podrá hacerse una idea mucho más acertada de la clase de individuo que es Bäckstrom y cómo es su relación con el resto de sus compañeros. Conocer su falta de escrúpulos y catadura moral, que en esta novela no resulta tan acentuada como en la primera.

Lo que parecía un caso sin importancia, una simple trifulca entre borrachos que terminó con un fiambre con la cabeza abierta, va convirtiéndose en algo mucho más complejo al relacionarse con la desaparición de un repartidor de periódicos y el robo a un furgón blindado.

El equipo de Bäckstrom hará un excelente trabajo, pese a los continuos incordios, impertinencias y desaciertos del comisario, quien para colmo, será quien en última instancia resolverá el caso por sus propios medios.

persson1Lo único que puedo recriminarle al autor es el que no permita al lector formar parte de la investigación. No hay juego del gato y el ratón, ni pistas con las que podamos hacer conjeturas. La historia se desarrolla de forma lineal, de tal modo que la información sale a la luz cuando la trama lo requiere y no se nos da la oportunidad de sospechar de nadie. De todos modos, el desenlace resulta muy bien trazado. En un  giro elaborado, sin excesivo efectismo y atando todos los cabos de una manera coherente, aunque ciertamente sorpresiva, se nos ofrece la resolución del caso en una escena muy bien llevada y que  consigue que nos veamos obligados a admitir que, después de todo, puede que Bäckstrom si  tenga ese instinto del que tanto alardea.

Narrada en un tono informal y divertido, la lectura se hace fluida y amena. La prosa de Persson no brilla por sus florituras ni falta que le hace. Correcta, prefiere centrarse en lo que ocurre y sobretodo, en mostrarnos quien es Bäckstrom, cómo piensa y cómo es, sin perder ni el ritmo ni el objetivo, que no es otro que tenernos entretenidos, algo que consigue sin ningún esfuerzo.

 

Quien mate al dragón

Leif GW Persson.

Editorial: Grijalbo

ISBN: 9788425349065

Páginas: 416 pág.

PVP: 20,90€ (Epub: 13,99€)

 

 

 

Autor: Athman M. Charles

Pagano y jubilado, montañero retirado, boxeador vapuleado, fotógrafo desenfocado, jugón manco Old School, lector empedernido, juntaletras de medio pelo, casado y con hijos, calvo y barbudo. Legítimo heredero de la Casa de Cal Gallo de Montagut.

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