Buenas noches, amigos.
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Ya empiezan a llegar los primeros participantes del concurso «La Casa del Torreón», organizado por el Athnecdotario y con la colaboracion de Ediciones La Galera.
Las primeras imagenes nos las envian Jose A. Carrasco y Raquel Gomez Rubio, quienes las acompañan con un interesante texto que quiero compartir con vosotros. Os dejo con el:
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«Era difícil encontrar un lugar adecuado en Alcorcón que se ajustase a lo propuesto en el concurso,asi que nos tuvimos que desplazar un poquito para llegar a la Ermita de Polvoranca, en el vecino pueblo de Leganés.
En el siglo XVII, momento de máxima población con casi trescientos vecinos, se construye la Iglesia de San Pedro Apóstol, de estilo barroco, sobre los restos de una antigua ermita bajomedieval (quizás mudéjar). Es todo lo que nos queda del antiguo poblado de Polvoranca, fundado en el siglo XI, incendiado y arrasado a causa de una epidemia de peste en las postrimerías del XVIII y que Pérez Galdós llega incluso a mencionar en su obra «Nazarín». «Tierra fría y llana; pobre de leña y de pan, de vino mediana, de ganado no iba mal», así reza la leyenda.
Pero las leyendas van más allá…
Dicen, que la epidemia de peste fue el castigo que sufrieron los habitantes de Polvoranca debido a sus creencias y ritos poco ortodoxos. Los comerciantes y demases gentes dedicadas a recorrer los caminos evitaban la pequeña aldea, pues cuentan que sus habitantes eran ariscos para con los extranjeros, que trataban en extremo descortésmente. Pero lo peor eran las sospechosas desapariciones que abundaban en las postrimerías de la aldea, gentes de las que jamás volvía a saberse nada. Algunos -los más osados o desconocedores de tales hechos- que tenían la mala suerte de pernoctar en las inmediaciones, llegaban a los pueblos vecinos contando extremecedores relatos de cánticos nocturnos y gritos de sufrimiento que helaban la sangre en las venas, también contaban que luces fantasmales podían otearse en lo alto de la maldita ermita.
Los rumores viajaban raudos y tales habladurías llegaron a oídos de Roma. No tardaron mucho en enviar un pequeño destacamento, un extracto del informe reza lo siguiente:
Polvoranca, Año de Nuestro Señor 1752
Llegamos al alba cuando apenas despuntaban los primeros rayos de sol. Un viento gélido calaba en nuestros huesos y levantaba tanto polvo en el camino que no distinguíamos nada a menos de doscientos pies. Lo primero que vilumbramos allá en el horizonte fue la Ermita de San Pedro Apóstol. Fue lo primero y único que pudimos ver, porque allí no quedaba ningún rastro de que hubiese habido asentamiento alguno jamás. No encontramos ninguna explicación a lo ocurrido, solamente todo ha desaparecido, como si el viento lo hubiese llevado al igual que el polvo del camino. Solamente la Ermita es testigo de lo que haya pasado a estas gentes.
Durante años, la ahora bautizada Ermita de Polvoranca, ha sido punto de reunión de curiosos y aficionados a las artes esotéricas, hasta que de nuevo hace apenas tres años volvió a cobrarse unas nuevas víctimas. Fue la noche del 3 de Agosto de 2007, esa funesta noche a las 3:45 de la madrugada perecieron 13 personas que dicen por ahí practicaban una misa negra, un derrumbamiento acabó con ellos, por eso ahora el recinto está vallado. Aunque algo no cuadra en la historia, pues los más conocedores del lugar dicen que no habían nuevos signos de derrumbamiento y que la ermita seguía tal cual desde hacía al menos 20 años (cuando se produjo el derrumbamiento de la sección este). El archivo policial sigue siendo secreto de sumario, aunque algunos de los testigos aseguran que las paredes estaban llenas de sangre que dibujaban extraños simbolos y que las víctimas estaban atrozmente descuartizadas, se hablan de huellas de carnero de más de 30 centímetros, y de sospechosos olores a azufre…
… Yo, no iría de noche.
Bueno, pues hasta aquí la historia, perdón por el desvarío , amigos, pero es que me aburría XDDD, espero haberos entretenido un rato… Por cierto: El texto en negrita si es verídico. Lo demás, fruto de una mente enferma. Nos vemos.»
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Os esperamos… Un saludo.